Compartir la vida con un gato reduce el estrés y mejora la autoestima

Compartir la vida con un gato reduce el estrés y mejora la autoestima
Redacción/ El Tiempo de Monclova

Convivir con animales de compañía brinda múltiples beneficios para la salud, desde mejorar el funcionamiento del corazón hasta promover la relajación

La convivencia con gatos tiene beneficios físicos y psicológicos en las personas, especialmente en los adultos mayores. Hay muchos factores, empezando por la compañía que nos dan de manera directa o indirecta.

Un mejor funcionamiento de nuestro corazón, una reducción del estrés y una mejor autoestima, son algunos de los beneficios que podemos asegurar como efecto positivo de los gatos en nuestra salud.

La convivencia de los seres humanos con animales ayuda a alargar el tiempo de vida y la calidad de la misma. Al ser capaces de autogestionarse la comida y ser extremadamente limpios, los gatos se convierten en un compañero perfecto, estableciendo un vínculo saludable, lleno de paz y tranquilidad.

La reducción del estrés por el solo hecho de hablar con ellos, el jugar a su lado y simplemente acariciarlos reduce la producción de cortisol, el principal responsable hormonal del estrés. El ronroneo del gato mejora los problemas de corazón y de hipertensión, ya que este sonido se produce a una frecuencia determinada que facilita la relajación, actúa como vasodilatador, y reduce el riesgo de sufrir afecciones cardiovasculares.

Por otra parte, el ronroneo produce un aumento de las ondas cerebrales Tetha, que son las que se producen en los estados de relajación profunda. La convivencia con gatos es muy beneficiosa en adultos mayores, ya que les ayuda a disminuir la sensación de soledad e inutilidad propia que surge a cierta edad. Un reciente estudio afirmó que las personas mayores que han convivido y atendido a un perro o a un gato durante años demuestran un deterioro menor y más lento de la memoria verbal.

La diferencia a favor se hace marcada y manifiesta a partir de los cinco años de convivencia. Además, convivir con gatos ayuda a que nuestro sistema inmunológico se fortalezca, especialmente el de los niños.

En la infancia, la convivencia con gatos, estimula el sentido de la responsabilidad, la memoria y la concentración, al tener que llevar a cabo el cepillado, la alimentación o la limpieza de la bandeja sanitaria.

Las personas que conviven con gatos tienen una mayor autoestima, lo que se explica porque no importa cómo seamos o a qué nos dediquemos, nuestros gatos nos querrán tal y como somos.

Además, el hablar y colaborar con personas que tienen el mismo amor por los animales amplía la relación social y de confianza para con otros. Lejos de ser meramente mascotas del hogar, los felinos y la ciencia han demostrado las propiedades invaluables de la presencia de un animal en el entorno familiar.

Tan solo el verlos y mucho mejor el jugar con ellos nos pondrá alegres y nos reiremos. Reírse es muy sano, ya que fortalece el sistema inmune y el corazón, reduciendo los niveles de cortisol. Cuando un gato acude a nosotros para dormir es porque se siente seguro a nuestro lado, porque nos quiere y formamos parte de su selecto círculo social.

Todo esto hace que sintamos una sensación de tranquilidad y relajación cuando están encima nuestro o al lado, sintiendo su calor corporal, su suave pelaje y escuchando su ronroneo, combinación que logra que tengamos un sueño más profundo

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