Los lunares con pelos están rodeados de mitos y creencias populares que indican que son más peligrosos para desarrollar cáncer de piel, que los lunares normales, sin embargo, la ciencia no ha demostrado que esto sea así. Los lunares con pelos se conocen médicamente como nevus pilosos o nevus pilosos compuestos.
Los lunares con pelos, o nevus pilosos, se forman debido a un crecimiento excesivo de células productoras de pigmento en la piel llamadas melanocitos. Estos melanocitos pueden agruparse en un área específica de la piel, lo que da como resultado la formación de un lunar.
La presencia de pelos en un lunar se debe a la interacción entre los melanocitos y las células del folículo piloso. Normalmente, los melanocitos se encuentran distribuidos en toda la piel y son responsables de la producción de melanina, el pigmento que le da color a la piel, el cabello y los ojos.
Sin embargo, en el caso de los lunares con pelos, los melanocitos se agrupan y se desarrollan alrededor de un folículo piloso, lo que lleva al crecimiento de cabellos en esa área específica.
Como característica principal, los nevus pilosos suelen tener pelo más grueso que el vello que los circunda y pueden crecer desde el mismo lunar.
De acuerdo con la dermatóloga española, Leire Barrutia, que los lunares tengan pelo es completamente normal y no indica que tengan mayor probabilidad de ser lunares malignos, sin embargo, si se sospecha de alguna anormalidad, se debe consultar a un médico sobre todo si cambia de tamaño o cambia de color.
Los lunares con pelo pueden incomodar por el aspecto que generan, ante esto, Clínica Mayo recomienda que si tienes un lunar con un pelo, puedes cortarlo el pelo al ras de la piel o arrancarlo con una pinza pequeña. Todas las veces que cortes o irrites el lunar, mantén la zona limpia.
Sin embargo, se debe tener en cuenta que si se usa una piensa para arrancar el pelo de lunar, el pelo volverá a crecer y tendrá que atravesar el lunar, en este proceso se puede generar foliculitis, es decir, inflamación de los folículos pilosos.
Existe una manera de vigilar los lunares peligrosos y este se conoce como el método ABCD:
Los cambios en el tamaño, la forma, el color o el tacto de un lunar son con frecuencia los primeros signos de advertencia del melanoma.
A – Asimetría: La forma de la mitad del lunar no coincide con la de la otra. 7
B – Bordes: Son irregulares, con muescas, desiguales o difusos. 7
C – Color: Pueden estar presentes tonos de negro, marrón y bronceado. También se pueden ver áreas de color blanco, gris, rojo o azul. 7
D – Diámetro: El diámetro suele ser superior a 6 milímetros o ha aumentado de tamaño.
E – Evolución: El lunar ha ido cambiando de tamaño, forma, color o apariencia, o está creciendo en un área de piel previamente normal.
Así que ya lo sabes, un lunar con pelo no es más peligroso que un lunar normal, pero debes vigilarlo como a cualquier otro lunar que tengas y si notas cambios, acudir a un dermatólogo.
