Es preocupante que el fentanilo, un opioide extremadamente potente, haya llegado a los cuerpos de los delfines en el Golfo de México. Investigadores de la Universidad de Texas A&M encontraron rastros de fentanilo en la grasa de 30 de los 89 delfines nariz de botella estudiados en la costa de Texas y otros estados adyacentes al golfo.
Estos hallazgos subrayan cómo los productos farmacéuticos se han convertido en microcontaminantes emergentes, afectando ecosistemas de agua dulce, ríos y océanos en todo el mundo. La grasa de los delfines es un buen indicador de los niveles de contaminantes oceánicos, ya que puede almacenar contaminantes y ser muestreada de manera mínima e invasiva.
El estudio detectó fentanilo en los tejidos de 18 delfines vivos y en 12 tejidos post-mortem. La conexión entre el uso de fentanilo por humanos y la contaminación oceánica es evidente, con un delfín muerto encontrado en la bahía de Baffin, Texas, un año después de una gran redada de fentanilo en el área.
El 30% de todas las muestras de grasa recuperadas contenían algún tipo de droga, y los delfines de Mississippi representaron el 40% de las detecciones farmacéuticas totales. Las concentraciones de productos farmacéuticos eran más altas en áreas con otras amenazas ambientales, como derrames de petróleo y tráfico de embarcaciones.
Aunque aún no se conocen los efectos en la salud de los delfines, la exposición crónica a estos contaminantes subraya la necesidad de estudios a gran escala para evaluar el alcance y las fuentes de contaminación.