Diversos testimonios dan cuenta de la actuación de agresión y abuso de fuerza del INM contra indocumentados.
Personal del Instituto Nacional de Migración de Monclova es señalado por testimonios de migrantes y otros testigos de haber agredido y excederse en la fuerza al detenerlos e impedirles seguir su camino a la frontera a migrantes de la caravana que arribó en tren el lunes. Identifican a una persona alta y robusta, blanco, del personal de INM que agredió, y a la responsable, Lizeth Guajardo, que daba órdenes a los oficiales.
Abuso. El Padre Paulo Sánchez de la iglesia católica del templo "El Verbo Encarnado", exhibió un vídeo en Facebook donde pide a elementos de seguridad y de migración no abusar de su autoridad, cuando acude corriendo para defender a los migrantes, al ser enterado de lo sucedido, los policías le argumentan que solo los sometieron y el padre insiste en que no abusen y traten a la gente humanamente. Ángelo Grimaldo, director de Protección Civil de Frontera, informó que él recibió testimonios de personas que vieron el hecho de que a unos migrantes los del INM los esposaron y aventaron en las camionetas y atados, no podían ni poner las manos al caer, a una mujer esposada también la aventaron y los testigos refirieron que "sí se la bañaron los agentes", esto sucedió en los patios de Ferromex en Frontera.
"Los testimonios son que los subieron a las camionetas sujetos de las manos, los subían brutalmente y andaban niños en crisis llorando", comentó el director, y dijo que lo que también dijeron los migrantes que venían corriendo, saliendo de esa área dijeron haber sido agredidos de forma excesiva. La agresión a migrantes es una constante que ellos han denunciado públicamente y en la atención en albergues han detectado a personas con golpes como una familia de la anterior caravana, hace cuatro días que el tren varó en los límites de Castaños y Monclova, cuando fueron golpeados por unos hombres encapuchados, vestidos de negro y con armas y les robaron todo y golpearon, incluso a los niños y mujeres. Ellos debieron recuperarse varios días en el albergue de la parroquia.