Aunque hayan tenido una infección leve, muchos pequeños están presentando secuelas meses después de haberse enfermado. En algunos casos los chicos pierden incluso la movilidad
El llamado Covid largo o prolongado, las secuelas que deja el virus SARS-CoV-2, no sólo afecta a adultos, sino también a niños, y los expertos están preocupados por el impacto, incluso en aquellos menores que han sido sanos.
Más de una cuarta parte de los niños que contraen Covid-19 pueden desarrollar síntomas a largo plazo, según un estudio publicado en junio pasado. Un estudio de 2021 sugiere que pueden ser incluso más; más de la mitad de los niños de entre 6 y 16 años de ese estudio tuvieron al menos un síntoma de Covid-19 que duró más de cuatro meses, informó la cadena CNN News.
No existen pruebas ni tratamientos específicos para el Covid prolongado en niños o adultos. Los síntomas pueden incluir fatiga, erupciones cutáneas, dolor de estómago, dolor de cabeza, dolor muscular, pérdida del olfato y el gusto, problemas circulatorios, problemas de concentración y dolor, según la Academia Americana de Pediatría. Incluso, problemas de movimiento.
La gran mayoría de los niños se recuperan, a veces incluso antes que los adultos, según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Pero en algunos casos, los niños pueden tener síntomas durante meses o más.
Se desconoce por qué algunos niños desarrollan Covid largo y otros no. De acuerdo con los expertos, niños y adolescentes no tienen que haber estado gravemente enfermos de Covid-19 para tener síntomas a largo plazo.
La doctora Amy Adwards, directora médica asociada de la unidad de control de infección pediátrica en el Rainbow Babies & Children’s explicó a CNN que desde 2021 comenzó a ver casos de niños con déficits neurológicos tras haber padecido Covid-19. Alrededor de 13% de los niños, de un total de 60 recuperados de Covid-19, tenían ese problema.
“En el caso de nuestros niños, casi siempre se presenta con pérdida de la función de las extremidades, incapacidad para caminar o mover un brazo, algo así”, dijo Edwards. “Cuando hablamos de 60 niños, el 13% es una cifra importante, sobre todo cuando hablamos de pérdida de la función de una extremidad que debe recuperarse con fisioterapia. No es una complicación rara del 1%”.
Lo peor, indicó la doctora, es que muchos padres no le creen a sus hijos que se sienten mal y piensan que es un invento para no ir a la escuela, lo que complica el darles atención a tiempo.
“Una de las cosas más importantes que hago con estos niños es darles un diagnóstico y tranquilizar a las familias para que sepan que no están locos, porque muchos de estos niños han visitado a un médico tras otro que les dice que están fingiendo o que lo achacan a la ansiedad o a lo que sea”, señaló Edwards. “Quiero ayudarles a saber que no están solos. No puedo curarlos, pero podemos ayudarles”.
Uno de esos casos es el de Ayden, un niño de 12 años que se contagió de Covid-19 en noviembre de 2020. Se recuperó y parecía estar bien, pero cuatro meses después, le dijo a sus padres que le dolía la espalda. Un día despertó sin poder moverse.
“Sentía mucho dolor, de la cabeza a los pies”, dijo su madre, Lynda Varno. Los médicos no lograban dar un diagnóstico atinado, hasta que, un año después, Varno vio a Edwards hablar del Covid largo en los niños y de la unidad que estaba iniciando para tratarlo. Varno lloró. “Me senté y lloré, pensando; ‘Esto es lo que necesitamos’”. Desde que Ayden comenzó su tratamiento, las cosas han mejorado mucho.