Sepultan a víctima de tiroteo en desfile del 4 de julio en Chicago

Familia de la víctima lo recuerdan como un hombre trabajador, noble y compartido con sus amigos y familiares

NEXPA.- Aquí hizo todo lo que estuvo a su alcance para subsistir. Cultivó tierras con su padre, se trasladó a Cuernavaca para cuidar una quinta, compró ganado y siguió con la siembra de granos básicos, pero no fue suficiente y una tarde de hace más de 25 años Mario Nicolás Toledo Zaragoza decidió cruzar la frontera para aliviar su necesidad económica.

El 4 de julio, el Día de la Independencia de Estados Unidos de Norteamérica, sus hijos lo llevaron a presenciar el tradicional desfile en Highland Park, donde se convirtió en víctima de un francotirador que mató a siete personas.

Su cuerpo llegó la noche de este sábado a su natal Morelos donde gran parte del pueblo acudió a su velorio y lo acompañó a su última morada.

Su hermana Martina, segunda de 12 hermanos, lo recuerda como un hombre trabajador, noble y compartido con sus amigos y familiares. Ella y sus hermanos recibieron el cuerpo en casa de Mario, situada en el pueblo de Nexpa, municipio de Tlaquiltenango, sur del estado.

Nicolás ya tenía papeles para entrar y salir de Estados Unidos, igual que su familia, y el año pasado estuvo en Morelos para visitar a sus hermanos y amigos. Un mes antes de regresar con su familia en Chicago, Illinois, visitó a su hermana Martina en el pueblo de Huixastla, y prometió volver pronto para encumbrar el monte y cazar huilotas o algún venado.

Mario Nicolás tenía 78 años de edad y, de acuerdo con su hermana, viajó a Chicago en febrero pasado junto con su hijo Ricardo para actualizar documentos, y gozar de la jubilación por trabajar en Norteamérica, pero Martina recuerda que una ocasión su hermano bajó al campo, a vigilar sus vacas y de regreso cazó un venado cerca del río.

"Cazaba para comer, nunca vendió las piezas y por el contrario regalaba carne a sus vecinos y amistades. Le gustaba ser compartido con la gente, y cuando llegaba la temporada de cosecha de elotes invitaba a sus vecinos a subir a las milpas por elotes o calabazas.

"Tal vez por eso Dios le dio tanto porque además sembraba grandes extensiones de algodón que pagaba por fumigación mediante avionetas. Fue muy trabajador, pero un día decidió irse a Estados Unidos, le siguieron sus hijos y ahí llevó a su familia. Lamentablemente ahí también perdió la vida", dijo.

Su hijo Francisco Toledo Díaz, uno de ocho hijos procreados por Mario y Petra, seis contó que su padre fue de carácter duro y a la distancia los agradece porque de esa forma ayudó a sus hijos a madurar, valorar las cosas y trabajar honestamente.

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