Pese a las indicaciones de las autoridades eclesiásticas y del gobierno de la Ciudad de México de que no se permitiría pasar la noche en templo.
Es una mañana gélida en la Basílica de Guadalupe. La noche previa a la celebración Guadalupana marcó 10 grados, sin embargo, eso no detuvo a algunos peregrinos que pernoctaron en las inmediaciones del templo Mariano.
Pese a las indicaciones de las autoridades eclesiásticas y del gobierno de la Ciudad de México de que no se permitiría pasar la noche en templo, los peregrinos ataviados con chamarras, cobijas, gorros y guantes pasaron la fría noche en las inmediaciones de la Basílica.
Como en la calzada de los Misterios, en donde en camellón algunas personas yacían en cartones o en cobijas, algunos iban despertando, otros, todavía dormidos, tenían rastros del sereno de la noche anterior, los menos, con cara desencantada se incorporaban a las largas filas de los miles de peregrinos que este día acudieron para celebrar los 490 años de la aparición de la Virgen de Guadalupe.
Uno de ellos es Felipe e Hilario quien después de recorrer 3 días desde Guadalupe Hidalgo, Puebla, llegaron a la Basílica en la madrugada y durmieron a un costado del templo.
"Todo esto vale la pena por la Morenita. Lo hacemos para agradecer todo lo que ella nos ha dado, por eso vale la pena recorrer y pernoctar durante dos noches", explicó Santiago.
Quien también pernoctó esta noche, pero en la Calzada Guadalupe fue Héctor, quien junto a su familia que viene desde Xonacatepec, Puebla, pasó la noche en casas de campaña que colocaron a un costado de la avenida.
"Lo hacemos por la necesidad de ver a la virgen. Vale la pena pasar la noche aquí. Le tenemos agradecer mucho a la virgen de Guadalupe, la salud y la vida", menciona.
A diferencia de ellos, quién también pernoctó esta noche fue el señor Demetrio y su hijo Antonio, pero ellos lo hicieron en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Este padre e hijo recorrieron tres noches y dos días desde San Martín Texmelucan, Puebla, todo ello para agradecer a la virgen del Tepeyac.
"Nosotros hacemos esto por agradecer, yo tengo 25 años viniendo y mi hijo seis. Lo hacemos con gusto para poder ver a nuestra madre y darle gracias por lo que tenemos", comenta el padre.
Así los peregrinos con varios días de caminata y el poco descanso que dan las noche frías de México demuestran su fe y devoción a la virgen de Guadalupe.