Tras meses de calma y una primavera concentrada en detener al coronavirus, los globos incendiarios y explosivos lanzados desde Gaza hacia Israel han vuelto a escalar la tensión en la zona: Incendios y bombardeos de represalia vuelven a marcar una divisoria caliente.
Estos días, sin embargo, se repiten los lanzamientos y los bomberos y equipos de seguridad están en constante movimiento en el lado israelí donde solo ayer se registraron ocho fuegos grandes y 60 pequeños.
Las agresiones con este mecanismo se han ido sucediendo intermitentemente, según las épocas, aumentando o disminuyendo dependiendo del nivel de tensión en la franja, gobernada por el grupo islamista Hamás desde 2007 y sometida a un férreo bloqueo por Israel desde entonces.
En los últimos meses, el lanzamiento de globos se redujo a cero, pero el pasado jueves volvieron a lanzarse y a provocar incendios en el lado israelí. La mayoría son más bien pequeños, no han causado heridos y no han afectado a ningún domicilio, pero en pleno verano corren el riesgo de extenderse rápido y provocar catástrofes.
En los últimos días, han quemado "entre 200 y 300 hectáreas de campos, bosques y reserva natural", explica a Efe Eyal Hagvi, responsable de seguridad del Consejo Regional de Shaar Hanegev, que integra a una decena de comunidades israelíes colindantes con Gaza.
La situación preocupa mucho a los agricultores de la zona, después de que en los veranos de 2018 y 2019 muchos incendios provocados desde Gaza asolaran la región, calcinando unas 3.500 hectáreas.
"Tememos volver a lo peor", comenta Hagvi, que expresa especial preocupación sobre los globos con artefactos "que explotan en el aire", y que podrían herir a residentes si la situación continúa.