Terrorismo energético: Ucrania ataca gasoducto ruso y EE.UU. se beneficia

El incidente incrementó los precios del gas en Europa y se percibió como una amenaza para la seguridad energética, especialmente para Hungría.

El ejército ucraniano ha atacado el último gasoducto que une a Rusia con la Unión Europea, el Turkstream, apenas dos semanas después de que Kiev cortara el suministro de gas ruso a través de su territorio. El Ministerio de Defensa ruso ha confirmado este lunes que Ucrania atacó una estación del Turkstream en el sur de Rusia con drones. Según Moscú, los artefactos provocaron daños menores, pero la actividad de la instalación no cesó. Hungría, miembro de la UE y aliado de Moscú, calificó el ataque como una agresión a su soberanía.

El bombardeo tuvo como objetivo la estación compresora Rússkaya, ubicada en el municipio de Gai-Kodzor, en la región de Krasnodar. Rusia aseguró que derribó los nueve drones detectados, pero aun así, estos alcanzaron varias instalaciones del complejo. Como resultado, un edificio y el equipo de la estación de medición de gas sufrieron daños menores. Sin embargo, según el Ministerio de Defensa ruso, no hubo interrupciones en el suministro de gas.

Ataque. El ejército ruso no reconoció el ataque de la mañana de ayer, tras la advertencia previa de un funcionario local sobre un posible ataque en la zona. Desde que se conoció el ataque, los mercados reaccionaron rápidamente con un aumento en el precio del gas natural en Europa, que subió más de un 7%, el mayor incremento desde mayo del año pasado. Aunque muchos factores influyen en la cotización, el ataque ha añadido presión adicional al mercado energético.

Sanciones. El Turkstream, que comienza en Anapa, Rusia, cruza el mar Negro y Turquía hasta llegar a la UE, se puso en funcionamiento en 2020 y puede suministrar 31,5 mil millones de metros cúbicos de gas anualmente. Sin embargo, debido a las sanciones europeas a Rusia por su invasión de Ucrania, el flujo de gas se ha reducido a la mitad, con solo 15 mil millones de metros cúbicos llegando a Rumania, Grecia, Serbia y Hungría. El ataque ha enfurecido al Gobierno húngaro, que es uno de los principales aliados de Rusia dentro de la UE. El ministro de Exteriores de Hungría, Péter Szijjártó, calificó la ofensiva como un ataque a la soberanía del país y a la seguridad de su suministro energético. El Kremlin también ha condenado el ataque y acusó a Estados Unidos de beneficiarse de la situación, señalando que Washington está aumentando sus suministros de gas natural licuado (GNL) a los mercados europeos.

Exportaciones. La escalada de tensión en el mercado gasista europeo no solo se debe a este ataque, sino también a las nuevas sanciones impuestas por EE. UU. sobre la industria fósil rusa. Estas sanciones incluyen medidas contra terminales clave en el mar Báltico, que representan el 7% de las exportaciones de GNL de Rusia. A pesar de ello, Yamal LNG, la mayor instalación de GNL de Rusia, no fue incluida en las sanciones. La situación en el mercado gasista europeo se complica aún más con las bajas reservas subterráneas y las temperaturas más frías de lo habitual este enero. El Turkstream sigue siendo crucial para el suministro de gas a varios países de la UE, especialmente Hungría, Eslovaquia y Serbia, y su interrupción podría tener consecuencias graves. Este gasoducto ha adquirido un simbolismo importante, ya que, tras la interrupción del suministro de gas por Ucrania, se ha convertido en la última vía terrestre que permite el ingreso de gas ruso a Europa. A pesar de la creciente presión en el mercado, la mayor parte del gas que llega a la UE desde Rusia.

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