Sor Julia Cerriteño Rodríguez
Monja dominica en capilla Santa Teresita del Niños Jesús.

"La mujer: El tesoro de la sociedad".
Los hábitos no han sido un impedimento para que Sor Julia Cerriteño Rodríguez se realizara profesionalmente en su vida. Es licenciada en Derecho y Ciencias Sociales, además de poner en práctica sus dotes de escritora y costurera. Su vida, de manera respetuosa, está entre la ley de Dios y de la humanidad. Para ella, la mujer es el tesoro más preciado que Dios le dio al mundo.
A los 13 años comenzó a tener sus primeros encuentros con el señor, acercándose a la iglesia, siguiendo la catequesis, participando en los coros y la liturgia. “Desde ahí empezó a surgir ese deseo por consagrarme al señor”, compartió.
Preparación
En su juventud, siempre inspirada en darle un enfoque humanista y de apoyo al prójimo, decidió ingresar a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, de donde es originaria.
Se encargó titularse y ejercer la materia penal y administrativa con gran orgullo, pero un llamado de Dios la convenció de inclinarse esta vez por su camino, y así decidió consagrarse en el Monasterio María Estrella de la Evangelización a los 27 años de edad. Hoy cuenta con 27 años más de servicio y señaló sentirse plena, contenta y realizada, pues además ha logrado dejar huella en la región con el sinfín de labores que ha ejercido desde que se colocó el hábito.
Labor diaria
“En una monja dominica, nuestra función principal, tanto para la iglesia como para la sociedad, es orar por las necesidades de las personas, por todo el mundo, obviamente a la luz de la iglesia. Esto quiere decir que nosotros suplimos la oración que muchas personas, por el trabajo y las actividades de la vida diaria, no pueden hacer, y entonces nosotros la hacemos”.
Al mismo tiempo, se encargan de brindar servicio social a aquellos que necesitan hablar de sus problemas y recibir un consejo, o requieren de un apoyo.
Sor Julia en sus pasatiempos
Le apasiona el bordado, a través de sus delicadas manos ha conseguido bordar cientos de altares, ornamentos y todo lo que se requiera, llegando a diversas iglesias de la región centro, lo que la hace sentirse orgullosa y realizada, pues dijo que al dejar un bordado en una capilla está dejando una parte de su esfuerzo y amor.
Mientras que, la escritura, inspirada en su relación con Dios, la ha llevado a crear diversos escritos que ha compartido con sus conocidos. Por otra parte, la fotografía es algo de lo que disfruta en gran medida, detallando cómo admira que una imagen tan bella pueda quedar grabada para siempre, aunque nunca ha tenido un equipo sofisticado, con cámaras y teléfonos de alta gama cuando se le presenta la oportunidad, intenta recolectar una bella imagen con su celular. Cantar y aprender un instrumento musical también es una labor de una monja dominica, y dominar el organo para ella no es una excepción, al mismo tiempo de combinar cantos que ameritan ser en latín.
Todas estas tareas las realiza con esmero y cariño, pero es importante recalcar que las combina con su rutina cotidiana para ganarse el pan de cada día, pues también debe trabajar al lado de sus 8 her- manas más, a partir de las 5 am, dedicándose a la venta de repostería, chorizo y trabajos de costura para lograr solventar los gastos de su hogar, la casa de Dios.
“Yo puedo decir que he dejado una labor muy grande en la misma sociedad, eso me hace sentirme bien conmigo misma”, expresó.
Honor a las mujeres
“La mujer es un tesoro, un tesoro para toda la sociedad, porque detrás de cada persona hay una mujer, hubo una mamá, abuelita, una tía, una vecina, una catequista, una maestra, una doctora”, sostuvo Sor Julia. Y en este día tan especial, siendo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, externó su profundo orgullo al ser una mujer próspera y llena de energía que, siguiendo el camino de Dios, ha encontrado su plenitud.
“Felicito a todas las mujeres y las animo a que se den a valer por sí mismas porque, por ser hijas de Dios, ya tienen un valor muy grande ante él y los seres humanos. Respétense a sí mismas para que las respeten y quiéranse mucho, porque merecen ser tratadas con respeto, amor, empatía y enfrentar el mundo con tenacidad para llegar a cumplir el más profundo de sus anhelos y llenar ese corazón de felicidad”.

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