Su legado ha perdurado en la devoción de los ilicitanos.
San Agatángelo, mártir cristiano y patrón de Elche, es una figura de fe y valentía cuya vida estuvo marcada por la evangelización y la persecución bajo el Imperio Romano. Desde su labor como diácono hasta su trágico martirio en Ancira, su legado ha perdurado en la devoción de los ilicitanos, quienes cada 3 de febrero celebran su festividad con fervor.
Vida
San Agatángelo nació alrededor del año 253 en la colonia romana de Ilici (actual Elche, España). Fue legionario del Imperio Romano y, durante su estancia en Roma, conoció la fe cristiana y fue bautizado por San Clemente de Ancira, quien lo nombró diácono. Acompañó a San Clemente en sus viajes y ambos sufrieron persecuciones debido a su fe. Finalmente, fueron martirizados en Ancira (actual Ankara, Turquía) entre los años 303 y 310, durante la persecución del emperador Diocleciano.
Obra
San Agatángelo dedicó su vida a la evangelización y la expansión del cristianismo. Como diácono, trabajó junto a San Clemente de Ancira en la conversión de fieles y la enseñanza de la fe cristiana, lo que le llevó a sufrir múltiples tormentos antes de su martirio. Su fidelidad a la religión y su valentía en tiempos de persecución lo convirtieron en un símbolo de fe y sacrificio.
San Agatángelo como Patrón de Elche
El 6 de junio de 1683, el Concejo de Elche lo proclamó patrón de la villa, compartiendo este título con la Virgen de la Asunción. Su festividad se celebra cada 3 de febrero, con procesiones, misas y actos religiosos en su honor. En la Basílica de Santa María de Elche, una portada barroca esculpida por Nicolás de Bussy entre 1680 y 1682 rinde homenaje al santo.
San Agatángelo sigue siendo una figura importante en la tradición religiosa y cultural de Elche, donde su devoción ha perdurado a lo largo de los siglos.