La Entrevista con Marisol Cardona
José Gaytán / El Tiempo de Piedras Negras"Te llena el corazón el trabajar y apoyar a los niños"
La labor de una psicoterapeuta en la atención de problemas sensoriales es muy ardua y satisfactoria al brindar las herramientas a los menores para que puedan superar las problemáticas por las que sus padres los llevan a estos centros, como lo comenta Marisol Cardona.
¿Cómo surge el gusto por trabajar en los temas sensoriales? "Pues ya tengo una amplia trayectoria dentro del servicio público en la atención de estos temas. Trabajé durante ocho años en la PRONNIF, y actualmente me encuentro en el Centro de Atención Infantil. Soy licenciada en Psicología y además cuento con la maestría en Evaluación y Rehabilitación Neurolingüística. Toda mi vida profesional ha estado enfocada en la atención a la infancia. La invitación a trabajar en este centro fue muy importante para mí porque coincidió con la edad de mi hijo, que en ese entonces tenía tres años, y detecté que tenía dificultades para hablar.
Desde entonces, me tocó atender pacientes, pero también viví la problemática con mi propio hijo, que hoy, con el apoyo de sus terapeutas, de mí y de toda la familia, ha tenido grandes avances.
¿Cómo se distribuye los apoyos? "En este tiempo trabajando en el centro, vas conociendo las distintas problemáticas que enfrentan las familias y en las cuales hemos logrado apoyar para que cuenten con una mejor calidad de vida, especialmente en lo que más quieren, que son sus hijos. Contamos con terapeutas muy preparadas, con un alto nivel profesional, y lo más importante, siempre con un trato cordial y amable, lo cual tiene un impacto positivo en los menores.
En los últimos años, esta ha sido una constante. Como te menciono, ya llevo varios años trabajando con menores y, en estos tres años en el centro, la demanda ha sido desbordante, especialmente en niños varones de la primera infancia con dificultades de desarrollo, del habla y otros tipos de discapacidad. No existe un solo dato científico que respalde todo lo que estamos viviendo, pero es un cúmulo de factores. Somos seres psicosociales, y tanto los cambios ambientales como el uso de tecnologías y las cuestiones genéticas influyen, incluso la pandemia de hace tres años sigue teniendo repercusiones en distintas áreas."
¿Este trabajo de atención a menores se debe realizar con un toque especial? "Creo que todo trabajo con los seres humanos, sin importar si son niños, adolescentes o adultos, debe ser tratado de manera integral, desde los aspectos sociales y biológicos, porque, insisto, somos seres psicosociales.
Todo debe ser visto de manera integral, porque una cosa no debe separarse de la otra. Es una de las partes que más trabajamos para dar los resultados esperados por los padres, quienes al paso de las semanas logran ver avances en sus hijos. Las caras de felicidad que muestran al ver esos logros son indescriptibles. Es muy satisfactorio saber que estás haciendo las cosas bien en todo momento."
¿Qué representa en su trabajo que, al paso de los años, los niños tengan avances significativos con sus terapias? "Como persona, es algo muy gratificante ver a los niños que fueron evaluados hace tres años y hoy en día ya estén canalizados con sus maestros. Me llena el corazón.
Es una satisfacción por el trabajo que realizas. Representa todo, porque al final de cuentas, es el tiempo que estás dejando aquí, es tu vida, tu tiempo que no estás con tu familia, pero que se ve reflejado en los resultados. Humanamente, estás realizando un trabajo que no te llena los bolsillos, pero sí te llena el corazón".
¿Cambiarías algo de tu trabajo? "Profesionalmente, no cambiaría este trabajo por nada. Cuando trabajé en la procuraduría, trataba con situaciones de violencia y el rostro de los padres al recibir un diagnóstico de violencia física o sexual era muy diferente. Aquí, cuando los padres ven los resultados de las terapias, su rostro refleja alegría y satisfacción por los avances, por pequeños que sean.
Hay una dinámica completamente diferente, y eso deja una satisfacción muy grande. Es un sabor diferente. El trabajo en el centro de atención deja mucho como persona, al ver los avances de cada menor y observar a los padres mostrar su agradecimiento por todas las atenciones hacia sus hijos. Es una labor que, si se le puede llamar labor, es algo que realmente disfruto. Como dicen, cuando haces algo que te gusta, no lo ves como trabajo. Me llena de alegría, y al llegar a casa, me siento contenta".
A lo largo de su carrera, ha sido testigo de avances significativos en los menores que ha atendido, un proceso que le llena de satisfacción personal y profesional sobre todo para la comunidad.
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