Justin Baldoni demanda a Blake Lively y Ryan Reynolds por difamación
Baldoni acusa a Lively y Reynolds de manipular los medios para difamarlo con falsas acusaciones de acoso.
En un giro sorprendente en el mundo del entretenimiento, el actor y director de “It Ends With Us”, Justin Baldoni, ha demandado a su coprotagonista Blake Lively y al esposo de ella, Ryan Reynolds, por difamación y extorsión. La demanda, presentada este jueves en un tribunal federal de Nueva York, pone de relieve un conflicto legal que podría tener grandes repercusiones en la industria del cine.
Baldoni, acompañado por la productora Wayfarer Studios, busca al menos 400 millones de dólares por daños derivados de ingresos futuros perdidos, acusando a Lively y Reynolds de secuestrar la producción y promoción de la película. Según los demandantes, la pareja manipuló a los medios de comunicación para difamar a Baldoni y otros miembros de la producción con falsas acusaciones de acoso sexual y otros delitos.
“La película completa fue tomada de las manos de su director y estudio de producción”, dice la demanda, acusando a Lively y Reynolds de tratar de obtener el reconocimiento que creían merecer y, al no conseguirlo, volcar su furia contra Baldoni. La querella resalta además que, cuando las acciones de la pareja no lograron la notoriedad esperada, optaron por atacar al director de la película.
Esta disputa legal llega solo semanas después de que Blake Lively presentara su propio caso contra Baldoni, alegando represalias por haber hablado abiertamente sobre su experiencia en el set. Los abogados de Lively acusaron a Baldoni de manipular la situación, alegando que este es un ejemplo clásico de “DARVO” (negar, atacar e invertir los roles de víctima y victimario).
La película “It Ends With Us”, basada en la exitosa novela de Colleen Hoover, debutó en agosto con un sorprendente éxito de taquilla, recaudando 50 millones de dólares en su primer fin de semana. Aunque comenzó como un drama romántico, la película se adentra en temas de violencia doméstica, un giro que ha generado tanto elogios como controversia. Las acusaciones que rodean la producción y las tensiones en el set han levantado debate sobre el trato a las mujeres en la industria del cine.
En su demanda, Baldoni asegura que las acusaciones de acoso sexual hechas por Lively son completamente falsas, e incluso menciona que ella estaba tan cómoda con él que amamantaba libremente en reuniones de trabajo. Sin embargo, Lively interpretó estos momentos como acoso, según la demanda de Baldoni.
Además, Baldoni refuerza su postura asegurando que cada solicitud de Lively para contar con un coordinador de intimidad durante las escenas sensibles fue atendida. Uno de los puntos de fricción entre ambos fue una escena de parto, en la que Lively acusó a Baldoni de permitir que personas no esenciales estuvieran presentes mientras ella estaba desnuda, lo cual fue calificado como “conscientemente falso” en la demanda.
La situación ha tenido consecuencias profesionales para Baldoni. Su agencia, WME, que también representa a Lively y Reynolds, decidió dejar de trabajar con él después de que Reynolds expresara su desaprobación en un evento público, sugiriendo que Baldoni era un “depredador sexual”.
Por otro lado, los abogados de Lively afirman que las acusaciones de la actriz están bien fundamentadas, y que otros miembros del elenco también tuvieron experiencias negativas con Baldoni durante la filmación. En un comunicado, indicaron que la estrategia de Baldoni de atacar a Lively solo refleja desesperación y no refuta las pruebas presentadas por la actriz.
Este conflicto no solo ha afectado la promoción de la película, sino que ha puesto en evidencia las complejas dinámicas de poder en la industria cinematográfica y la importancia de tratar temas delicados, como el acoso sexual y la violencia doméstica, con responsabilidad.
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