El Tiempo de Monclova

MONCLOVA Historia Monclova Piedras Negras Carbonífera Saltillo Torreón Seguridad

Fray Juan Larios, el fundador del Coahuila (1633-1676)

Historia
Sóstenes de Hoyos Martínez
comparte facebook comparte X comparte WhatsApp comparte Telegram

Fray Juan Larios, a quien Coahuila y nuestra región deben su establecimiento definitivo, nació en Sayula, alcaldía mayor de la Nueva Galicia, hoy Jalisco, el año de 1633, hijo de padres criollos, que lo fueron don Juan Bautista Larios y doña Francisca de Villela.

Muy joven ingresa a la orden franciscana en su provincia de Santiago de Jalisco, iniciando su noviciado a los diecinueve años, el año de 1751 y profesando al año siguiente sus primeros votos, a manos del célebre cronista y misionero fray Antonio Tello, guardián del convento de San Francisco de Guadalajara, de quien se dice, le transmitió su espíritu misionero, el cual poseía en alto grado.

En 1657, recibió el ministerio sacerdotal, con lo que comenzó una etapa de trabajo en los muchos conventos y lugares de misión, conocidos como doctrinas, que tenía su provincia, en los que atendía a sus feligreses de manera cotidiana en la lengua náhuatl, la que perfeccionó en el convento y que ya conocía por haberla adquirido desde niño, por ser originario de una tierra donde la lengua mexicana era la más usual. En esa época radicó en Sayula, Atoyac y Amacueca, en la más absoluta pobreza y solo tomando con ejemplar moderación y templanza lo que le era indispensable para el sustento por no tener arancel ni contribuciones, cuando tuvo noticias, que una de sus hermanas estaba enferma en la Guadiana (Durango) y que el esposo, siendo hombre rico, estaba dispuesto a darle los recursos necesarios para que fuera a darle los recursos necesarios para que fuera a visitarla y a llevarle consuelo.

Con licencia del P. Provincial se dirigió a Durango, pero al salir de Durango y a dos jornadas de regreso, le salieron unos indios flecheros de los que supuso que lo querían robar, pero haciéndoles señas, le hicieron comprende que eran de lejanas tierras y estaban dedicados al trabajo, que le rogaban los acompañase para echarles el agua del bautismo. Con mucha dificultad pudo entenderles Fr. Juan Larios y les hizo saber la buena voluntad que tenía, pero a la vez les dijo que se dirigía a Guadalajara en donde trataría de conseguir las licencias necesarias para volverse a misionar, más habiendo insistido los indios en sus deseos de que caminase hacia el Norte, resolvió acompañarlos y tratando de no obrar sin la voluntad expresa del P. Provincial Fr. Juan Mohedano le envió un propio con la solicitud de que le concediera la patente de misionero.

Dicen las mismas informaciones, que la salida de Fr. Juan Larios a la Villa de Saltillo, ocurrió el año de 1673, y que estuvo más de cincuenta días acompañado de buen número de indios bárbaros que le besaban el hábito con extrañeza y en la más completa paz, llevándole información de que en diferentes regiones, lo estaban esperando para hacerle un lujoso y pacífico recibimiento. Después de este tiempo regresó a Guadalajara acompañado de veinte indios, de los cuales doce ya estaban bautizados y el resto eran gentiles. El regreso a la capital de la Nueva Galicia, lo hizo Fr. Juan en septiembre de 1673, y los indios acompañantes fueron alojados en el convento de San Francisco, en donde causaron la admiración de toda la gente por lo “robusto que eran” aquellos bárbaros que “llegaban en carnes vivas” y aceptaban catequizarse para recibir el bautismo.

El Obispo Verdín y Molina, además del comisario general franciscano Fray Francisco Treviño, otorgaron las autorizaciones correspondientes para emprender la obra y del ministro provincial de Jalisco Fray Juan Mohedano, la respectiva obediencia, el que le proporciona por compañeros a Fray Francisco Peñasco de Lozano y al hermano Fray Manuel de la Cruz, quien llegaría a ser el primer sacerdote, ordenado en estas regiones.

Con todo lo que consideró necesario, partió Fray Juan Larios a la “nueva conversión de Coahuila” y superando algunos obstáculos en Saltillo, los primeros días del frío enero de 1674, inició la marcha para la tierra del norte estableciendo sus primeras misiones Santa Rosa de Santa María, San Ildefonso de la Paz y La Caldera, las que con el tiempo cambiaron de nombre o de sitio, a finales de ese año Fray Juan y sus compañeros contaron con un nuevo apoyo, el recién nombrado alcalde mayor de Coahuila don Antonio Balcárcel Rivadeneira y Sotomayor.

El 18 de noviembre de 1674 inició Balcárcel su salida hacia el norte, encontrándose a cinco leguas a Fray Juan Larios, personaje principal en la pacificación de Coahuila y verdadero conquistador y civilizador de esta región, pues gracias a él y a la actitud que siempre tomó, toda la exploración de Balcárcel, las tomas de posesión y las fundaciones que hizo, las efectuó bajo la advocación de la cruz y bajo el signo de la agricultura. El mismo día llegó Balcárcel a San Pedro y San Pablo de Anaelo, le pone al lugar el mismo nombre de Anaelo. El día siguiente, 19 de noviembre, bajo una enramada, en el desierto, Fray Juan Larios dijo la primera misa en más de 100 años en este territorio. Los días 19 y 20 permanecieron en Anaelo, donde Balcárcel dio el nombramiento de Alférez Real a Fernando del Bosque. El mismo 19 de noviembre, en Anaelo paso revista a la tropa y tomó declaraciones a varios acompañantes, de la poca ayuda que en Saltillo le habían prestado. El día 20 de noviembre llegó y tomó posesión de Santa Isabel de la Oya, hoy Joya, lo que debe haber sido ya muy tarde, pues hay un acta levantada en Anaelo en la misma fecha.

Con 33 hombres, tres de ellos religiosos Fray Juan Larios, Fray Dionisio de San Buenaventura y Fray Manuel de la Cruz, Balcárcel avanzó hacia el norte, y el día 22 de noviembre de 1674, se asentó en un acta firmada por Balcárcel, Fernando del Bosque, Ambrosio de Cepeda y Diego Luis Sánchez la llegada a esta tierra, como la viera un viajero que viene de Saltillo rumbo al norte: llegamos a un aguaje entre dos sierras y de una sabana bien empastada, al parecer de seis leguas de largo entre cerros y de 2 a 3 por partes de ancho y en otras demás, y corre dicha agua de por madre, en partes onda por estos, de dos leguas de largo, que halle yermo y despoblado y en el cual tomé posesión en nombre de Su Majestad por dicha población y conquista y le puse por nombre Santa Cecilia de Castaño, en que aprendí la posesión quieta y pacífica, sin contradicción alguna y dije Viva, Viva, Viva el rey de España, hice auto y levanté una cruz en alto y lo asenté para que conste y lo firmé... Esto sucedía, como he asentado, el 22 de noviembre de 1674.

Al día siguiente, Balcárcel, Fray Juan Larios y sus acompañantes llegan a un puesto como a tres leguas de Santa Cecilia de Castaño, que al parecer tiene como dos leguas de contorno, que hallé yermo y despoblado, y en el algunos paredones de caídas casas y unas de ellas con algunos morillos maltratados y dos puestos de haciendas de sacar plata con sus cárcamos abiertos y señales de acequias a la orilla de un río que corre de sur a norte, con cantidad de agua y en el variedad de peces como bagres, robalos, mojarras y anguilas, además divisé a algunos indios de diferentes naciones como Boboles, Yoricas, Xicoles, Catujanos, Cacafes, en cantidad de sesenta, y otros que venían ellos.

Estaban fundando la Misión de San Francisco. Al día siguiente, el 24 de noviembre de 1674, Balcarcel manda poner un altar portátil y en dicho puesto se dijo misa cantada por el padre capellán mayor, Fray Juan Larios, a donde acudieron los que venían con ellos y los indios que se hallaron presentes.
En enero de 1676, llega a la misión y presidio de San Francisco de Coahuila, el obispo don Manuel Fernández de Santa Cruz, primero en visitar esta tierra, quien se hace acompañar de un grupo singular, que se convertiría en la mejor ayuda del misionero Larios, las primeras catorce familias tlaxcaltecas que fundaron el pueblo de San Francisco de Tlaxcala, comunidad que en la realidad, sostuvo por muchos años la semilla de la colonización y permitió que en 1689, la villa de Santiago de la Monclova, fuera fundada, por su primer gobernador don Alonso de León González, vecino de Cadereyta.
Fray Juan Larios, fue un decidido defensor de los indios, que por décadas enteras, fueron sacados como esclavos, para trabajar en las minas de Zacatecas y en las estancias de ganado, por lo que el comisario misionero, en sus inicios, se opuso al establecimiento de presidios de soldados, lo que a la postre se consideró necesario para lograr los propósitos de las misiones.

La salud de Fray Juan Larios, sé vio deteriorada por las grandes privaciones que pasaba en una circunstancia extraordinaria, de la que el mismo refería respecto a los indios de sus misiones: “Andamos de cerro en cerro, con los hábitos hechos jirones y dejando la piel en los espinos, hasta que la piedad del soberano nos socorra o larguemos el espíritu”, y como tal sucedió, un 7 de septiembre de 1676, en que después de una etapa breve, pero decisiva, expiró en su pequeño convento de San Miguel, un hombre que en cuatro años a partir de su encuentro con los coahuiltecos en el camino real de Zacatecas, sentó las bases para que cristalizara el establecimiento de pueblos y misiones, que a la postre, configuraron lo que hoy conocemos como Coahuila.

Fue precisamente un 7 de septiembre de 2018, en su aniversario luctuoso, que fue develada su imagen en la Alameda de “El Pueblo”, cerca de donde dio su primera misa en estas tierras norestenses.

comentar nota

Noticias del tema


    Más leído en la semana