Entrevista con Samia Karime Pacheco Siordia

¿De dónde eres originaria y cómo llegaste a Nueva Rosita?
Soy originaria de Torreón, Coahuila. Llegué a Nueva Rosita en 2014, después de terminar mi especialidad en el Hospital Infantil de Torreón y concluir un postgrado en patología pediátrica en el Hospital Infantil Federico Gómez de la Ciudad de México. Mi llegada a esta ciudad se debió a que mi esposo ya estaba trabajando en el hospital de Nueva Rosita, así que decidimos establecernos aquí.

¿Cómo fue la adaptación a esta ciudad?
Al principio no conocíamos a nadie, pero rápidamente nos dimos cuenta de que Nueva Rosita es una ciudad con mucho trabajo, tranquila para vivir y con gran potencial. Lo que más nos gustó fue la calidez de su gente, siempre amable y acogedora. Con el tiempo, los amigos se convirtieron en nuestra familia aquí, y eso nos hizo sentirnos aún más en casa.

¿Cómo describirías tu vida en Nueva Rosita con tu familia?
Es una ciudad muy práctica y un buen lugar para que los niños crezcan. Tengo dos hijos: Karime, de 17 años, y Hugo Asaf, de 8. Llevan casi diez años de diferencia, pero han crecido felices aquí. Como toda mujer que trabaja, a veces es complicado equilibrar la vida profesional y familiar, pero gracias al apoyo de mi esposo, mis hijos y mi mamá, logramos organizarnos bien. Cada uno cumple un rol muy importante en nuestra dinámica, y si no fuera así, sería caótico.

¿Qué te motivó a elegir la pediatría como profesión?
Siempre he tenido el deseo de ayudar a los demás, y en el área de la salud eso es lo más importante. Trabajar con niños es algo muy bonito, ellos me inyectan energía, positivismo y entusiasmo. Me transmiten humor, esperanza y fe, lo que me inspira a seguir preparándome y actualizándome constantemente. Si tuviera que resumir mi vocación en una palabra, sería “ayuda”.

¿Cómo decidiste dedicarte a la medicina privada?
Abrí mi consultorio en 2019, justo antes de la pandemia. Ya trabajaba en Nueva Rosita en el sector público, pero con el tiempo decidí enfocarme por completo en la medicina privada. Durante la pandemia, fue un reto y a la vez una gran oportunidad para prestar muchos servicios y ayudar en momentos difíciles.

¿Cómo ha sido la relación con tus pacientes y sus familias?
He tenido muy buena aceptación por parte de los papás que confían en mí para atender a sus hijos. Siempre procuro que la relación médico-paciente sea cercana, pero manteniendo una línea de respeto. Me gusta que los papás se sientan en confianza para preguntar, aclarar dudas y quitar miedos, porque al final del día, mi labor es guiarlos y orientarlos en el cuidado de lo que más aman: sus hijos.

¿Alguna anécdota especial con tus pacientes?
Cada paciente tiene su historia, pero es muy satisfactorio ver cuando un niño mejora y sigue su tratamiento porque confía en su médico. Me encanta cuando llegan contentos, platican conmigo, me cuentan su día o alguna travesura. También hay quienes lloran porque no quieren irse de la consulta. Esas cosas hacen que mi trabajo sea aún más especial, porque sé que en ese espacio se sienten bien y cómodos.

¿Tienes alguna frase que te motive en tu día a día?
Sí, una que dice: “Mientras estés feliz haciendo lo que te gusta, nadie puede decirte que estás haciendo mal las cosas”. Creo que el éxito radica en hacer lo que te apasiona y disfrutarlo, porque eso nos hace sentir completos.

¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Me encanta leer cuando tengo oportunidad. Disfruto mucho los temas relacionados con el universo, la metafísica… puedo perderme en la lectura por horas.

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