El padre Isaac Cortéz exhorta a reencontrar el sentido comunitario

El padre Isaac Cortéz ofreció una reflexión profunda sobre la transformación de la vida familiar.
El Padre recordó que en otro tiempo las celebraciones navideñas eran auténticos espacios de encuentro familiar, donde se vivía con intensidad la unidad, la fe y la alegría por la natividad del Señor Jesús. Señaló que antes era común ver reuniones donde decenas de personas compartían la Navidad, mientras que hoy la sociedad marcada por el individualismo y el consumismo ha ido separando a las familias, reduciendo estos encuentros a apenas 5 integrantes, reflejo de un corazón que prefiere la soledad, pese a que la Sagrada Escritura enseña que no es bueno que el ser humano esté solo.
La duda del rey y la fidelidad del Dios de los ejércitos
Al referirse a la primera lectura, el padre Isaac explicó que el rey Ajaz vivía un momento de profunda preocupación a causa de la guerra, lo que provocó que su fe comenzara a titubear. Contextualizó este pasaje en el siglo VII antes de Cristo, cuando el rey intentó unir fuerzas con los asirios, debilitando su confianza en el Señor que había elegido a su pueblo. Ante esta situación, el profeta Isaías anuncia que Dios no se cansa del ser humano y proclama que el Señor ya está presente como el Dios con nosotros.
El Emmanuel como signo de cercanía y salvación
El mensaje central de la homilía destacó que el Emmanuel es la señal que Dios ofrece a su pueblo, el nombre del Mesías que viene a salvar, liberar y acompañar. El sacerdote subrayó que se trata de un Dios que se hace cercano a la historia humana, al corazón, a la fragilidad y a la debilidad del ser humano, manifestando que la misericordia divina se ha hecho carne y ha tocado lo más profundo de la conciencia humana.

El corazón de José y la misericordia encarnada
En el Evangelio de San Mateo, explicó el padre Isaac, se muestra el corazón de José enfrentado a la duda de recibir o no a María. Sin embargo, Dios toma la iniciativa y lo envía a no abandonarla, recordándole que el hijo que espera es obra del Espíritu Santo. José recibe entonces la misión de ponerle por nombre Jesús, aquel que salva, confirmando que solo un Dios cercano tiene la capacidad de transformar y redimir la vida del ser humano.
La genealogía que revela un Dios que rescata
El sacerdote también reflexionó sobre la genealogía presentada por San Mateo, señalando que en ella aparecen hombres y mujeres que, aun no perteneciendo originalmente a esa línea, son integrados porque hay un Dios que rescata y libera. Recordó la historia de Rut, quien encuentra en Booz a un liberador y decide unir su destino al de Noemí, mostrando que Dios actúa en medio de historias marcadas por la fragilidad, tal como ocurre también con María, a quien José no abandona gracias a un corazón justo que sabe dar humanidad y calor a la ley.
El Emmanuel presente en la fragilidad actual
El padre Isaac afirmó que hoy, en medio de las angustias, dudas, preocupaciones, ansiedad, depresión y momentos de crisis, ahí se encuentra el Emmanuel, el Dios con nosotros. Invitó a los fieles a pedir la gracia de descubrir la bondad de Dios en su propia historia personal, reconociendo que su misericordia envuelve completamente al ser humano y toca su corazón, recordando que Dios ama y camina siempre junto a su pueblo.
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