Descubre porque es importante usar protector solar incluso en días fríos
Los efectos del sol sobre nuestra piel pueden ser igual de dañinos.
Aunque no lo creas, el protector solar es tan importante en invierno como en verano. Muchas personas piensan que solo necesitamos protección solar cuando hace calor, pero en realidad, los rayos del sol siguen afectando nuestra piel, incluso cuando hace frío. Durante los meses más fríos, no debemos bajar la guardia, ya que los efectos del sol sobre nuestra piel pueden ser igual de dañinos.
Los rayos UV no descansan
Aunque el clima sea frío, los rayos ultravioleta (UV) siguen presentes y afectan nuestra piel. Y en lugares como las montañas o zonas con nieve, los rayos pueden reflejarse y dañar tu piel aún más. De hecho, la nieve refleja hasta el 80% de los rayos UV, lo que significa más exposición al sol, y si te encuentras en altitudes elevadas, la intensidad de la radiación solar aumenta, lo que incrementa los riesgos.
El daño es acumulativo
Los efectos del sol no se ven de inmediato, pero con el tiempo, la exposición constante, incluso en días nublados o fríos, puede causar envejecimiento prematuro, manchas solares y, lo más grave, cáncer de piel. Esta acumulación de daño no se limita a los días soleados del verano, por lo que es esencial proteger nuestra piel durante todo el año, no solo cuando el sol es fuerte. Recuerda que la piel tiene memoria, y cada exposición cuenta.
El frío también afecta tu piel
Además de los rayos UV, el frío, el viento y las bajas temperaturas pueden resecar y sensibilizar la piel, dejándola más vulnerable a irritaciones. Los labios se agrietan, las manos se resecan, y la piel en general puede volverse áspera y escamosa. Al usar protector solar, no solo proteges tu piel de los rayos UV, sino que también actúas como una barrera contra las inclemencias del clima, manteniéndola hidratada y saludable.
¿Cómo aplicarlo en invierno?
Es esencial usar un protector solar de amplio espectro con un FPS de al menos 30. Aplícalo generosamente en todas las áreas expuestas al sol, como la cara, las manos y los labios. No olvides aplicar también en el cuello y el escote, zonas que a menudo se pasan por alto. Recuerda reaplicarlo cada dos horas, especialmente si vas a estar al aire libre, y más frecuentemente si estás sudando o si te mojas, ya que el protector puede perder su eficacia.
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