Castañenses encaran a la alcaldesa por abusos, nepotismo y corrupción

No hay acuerdos ni compromisos, porque la alcaldesa se molestó cuando le llamaron “La Paloma” a su esposo.

Castaños, Coahuila.– La indignación ciudadana reventó este lunes en Castaños, cuando cerca de 600 personas tomaron las calles en una multitudinaria marcha encabezada por el licenciado Fernando Rodríguez, líder del movimiento México Avante, exigiendo freno a lo que calificaron como una administración plagada de excesos, autoritarismo y corrupción, señalando directamente a la alcaldesa Yesica Sifuentes y a su esposo Amaro Cepeda como los responsables de un gobierno "para pocos y a costa de todos".

La protesta, que partió desde Soriana hasta la Presidencia Municipal, tuvo como principales reclamos la cacería de automovilistas y transportistas mediante multas excesivas que, según denunciaron, van desde los 5 hasta los 20 mil pesos. Fernando Rodríguez reveló que los altos mandos de la Policía Municipal exigen a las patrullas 25 infracciones diarias para alimentar las arcas... o los bolsillos. Y, para los inconformes, el verdadero operador de esta política de represión no es otro que Amaro Cepeda, esposo de la alcaldesa, a quien acusan de tener el control absoluto de Seguridad Pública Municipal.

Presionada por la magnitud de la marcha, la alcaldesa finalmente accedió a recibir a los manifestantes, pero lejos de responder con empatía o compromiso, se limitó a negar todos los señalamientos. Aseguró que no existe ninguna campaña de multas, que cada patrulla tiene cámara y que toda infracción está debidamente fundamentada. “Si hay inconformidades, pueden acudir a las instancias correspondientes”, dijo, sin ofrecer soluciones concretas ni mostrar disposición para corregir excesos.

El tema del nepotismo no quedó fuera. Fernando Rodríguez y varios ciudadanos reclamaron el hecho de que familiares directos de la alcaldesa estén en nómina, situación confirmada por las regidoras de oposición Ruth López de Morena y la regidora del Partido Verdad, quienes coincidieron en que sí hay parientes de Sifuentes cobrando del erario, aunque no cumplan funciones claras. La alcaldesa, por su parte, negó rotundamente estas acusaciones y se excusó afirmando que su padre "solo es un voluntario del SIMAS", lo cual fue recibido con incredulidad por los presentes.

“No venimos a que nos digan palabras al aire, venimos a exigir compromisos con fecha y firma”, reclamó el líder social. Pero el resultado fue desalentador: ni la alcaldesa ni sus funcionarios tomaron nota de los puntos planteados durante la reunión. No hubo acuerdos escritos, ni actas, ni compromisos firmados. Solo promesas verbales que, para los ciudadanos, tienen el mismo valor que el silencio: ninguno.

Otro de los puntos críticos fue el desabasto de agua potable, una problemática que persiste en varias colonias mientras, paradójicamente, el rancho de Amaro Cepeda alimentado por el Pozo de agua Lomas dl municipio nunca sufre escasez. El ciudadano Lorenzo Elizondo confrontó a la alcaldesa, cuestionando cómo es que el pozo público abastece sin falta a la propiedad del esposo de la edil, mientras el resto del pueblo enfrenta cortes constantes. Sifuentes respondió que su esposo “tiene contrato como cualquier ciudadano desde hace años”, pero no pudo explicar por qué solo él goza de suministro permanente.

El momento más tenso se dio cuando Elizondo, visiblemente molesto, se refirió a Amaro Cepeda como “Amaro la Paloma”, comentario que incomodó a la alcaldesa y terminó de romper cualquier posibilidad de diálogo real. La reunión concluyó sin acuerdos, sin soluciones y con más dudas que certezas.

En resumen, la marcha fue multitudinaria, el reclamo fue contundente y la respuesta del gobierno municipal fue evasiva, negadora y carente de voluntad política. La ciudadanía exigió respuestas y recibió excusas. Pidió compromisos y recibió promesas huecas. En Castaños, el pueblo habló claro, pero el poder decidió mirar hacia otro lado.

comentar nota

Noticias del tema