Canadá/Ucrania, mismo combate
JEAN MEYERCanadá es la Ucrania de Trump. Ucrania es la Canadá de Putin. TrumPutin, PuTrump, los dos hermanos siameses han resucitado los antiguos imperialismos rusos y estadounidenses, de los zares (Stalin y Putin como zares) y de la “república imperial”, como bien dijo Raymond Aron. Me dirán que hay una diferencia mayúscula; los tanques Abrams no han marchado sobre Toronto y Montreal y ningún dron estadounidense ha despertado a un solo canadiense.
De acuerdo, pero la voluntad de Donald Trump en cuanto a Canadá (y Panamá, y Groenlandia, y…) no es diferente de la de Vladímir Putin en cuanto a Ucrania (y Moldavia, y Bielorrusia que ya controla, y…). En la página de “Opinión” del New York Times del 23 de marzo, David French publicó “Canadá, ¿puedo presentarte a Ucrania?”.
Subraya David French que es Donald Trump en persona quién lo expresó el viernes 21 de marzo; hablaba a los periodistas debidamente autorizados a escucharlo en el famoso cuarto óvalo: “Canadá está destinado a ser nuestro Estado número 51. Su situación para negociar es exactamente la misma que la de Ucrania. Es la expresión que usé, aquí mismo, hace semana y media, cuando dije a Zelensky: “you don’t have the cards right now.” Lo que se puede traducir, más o menos, por: “No tiene Usted un buen juego en este instante”.
Vuelvo a decir que Trump no piensa invadir a Canadá, como lo hicieron los insurgentes estadounidenses a la hora de su guerra de independencia, como lo hicieron de nuevo en la guerra angloamericana de 1812-1814. Sin embargo, ha dicho y repite que su guerra comercial pondrá a Canadá de rodillas. Si no puede anexarlo porque se resiste la nación canadiense, hará todo lo posible para dominarlo, reducirlo a condición de vasallo, sólo nominalmente independiente.
Trump se refiere al Destino Manifiesto que la divina providencia ha trazado para Washington: dominar a toda América del Norte. ¿Me oyes México? Estás en América del Norte y el Golfo no es el Seno Mexicano, sino el Golfo de América. Y Groenlandia está en América, puesto que su extremidad noroeste casi toca con las grandes islas del Ártico canadiense.
Lo cual nos remite, aunque no me lo crean, a Vladímir Putin y a Ucrania, de modo que no les creo ni una palabra a los hermanos siameses cuando hablan sobre Ucrania. Recuerdo que cuando el ruso multiplicaba sus amenazas, de julio 2021 a febrero 2022, cuando amasó su ejército en la frontera ucraniana, Donald Trump exclamó: “Eso es genio…aquí está un tipo que dice, ya saben, “voy a declarar la independencia de una gran rebanada de Ucrania y vamos a salir y a entrar y vamos a ayudar a conservar la paz”.
Hay que decir que es bastante inteligente”. Nuestro hombre admira a Putin porque se manifiesta como imperialista, tiene la política imperialista de una gran potencia, el equivalente de MAGA, Make America Great Again. Putin quiere que Rusia sea “grande de nuevo”. Putin-Trump, mismo combate. Zelensky no quiso doblegarse entre 2019 y 2022 y recibió su merecido a partir del 24 de febrero de 2022. El dirigente canadiense, Justin Trudeau, ahora Mark Carney, comete el mismo pecado que Volodymyr Zelensky frente a Putin (y a Trump), ofende a Trump cuando no acepta ser vasallo.
En su famoso texto de julio de 2021, preludio a la agresión, Vladímir Putin afirmó que “Rusia y Ucrania son un solo pueblo, un todo”; luego dijo que Rusia tenía veinte años subsidiando a Ucrania y: “Miren como Austria y Alemania, los EU y Canadá viven al lado uno de otro. Misma composición étnica, cultura, lengua, con fronteras artificiales, transparentes. Como Rusia y Ucrania”.
Hace precisamente cuatro años que Donald Trump piensa en Canadá como parte de los Estados Unidos: misma lengua, misma cultura, “un todo”. Afirma que EU ha subsidiado demasiado tiempo al vecino y que ha llegado la hora de cobrar. “Sin nuestro subsidio, Canadá no existe, puedo parar esto en un día y Canadá dejaría de existir como país… por eso debería ser un Estado (nuestro)”.
Noticias del tema