Sociedad apática ante problema de indigentes en Monclova

Esta es una realidad muy latente en la localidad, que, incluso ya forma parte de ella y su identidad.

La sociedad y su doble moral, apática y sin sentimientos, se han encargado de normalizar a las personas en situación de calle sin pensar en los riesgos que corren, incluso se tiene más empatía hacia los animales que a los vagabundos. Este problema social se ha recrudecido en los últimos años al acrecentarse el número de indigentes en Monclova, algunos de ellos semidesnudos. 

Ante esta situación es evidente que urge en la región un Centro de Salud Mental donde se asilen y atiendan adecuadamente estos casos, sin embargo, estos proyectos no han sido expuestos en ninguna plataforma política en los últimos años, tal vez por falta de interés, por la normalidad con la que se ha tomado este tema o solo por la complejidad que el tomar esta responsabilidad deber tener.

Pero es tanto el estatus común que se le ha dado por parte de la ciudadanía, que, si bien, no se mete con ellos, también les parece indiferente que poco a poco invaden espacios públicos sin importarles que se instalen a un lado de escuelas, iglesias, bancos o centros comerciales.  

Presencia. Solo hace falta transitar las avenidas principales de la ciudad para poder percibir la gran presencia de personas en situación de calle, algunos de ellos totalmente lúcidos, pero lamentablemente hay otros fuera de sí, que por el consumo de drogas o cualquier sustancia nociva para la salud, viven en su propio mundo, fuera de la realidad y completamente inconscientes de cada una de sus acciones.  

Casos. En Monclova, hay algunos puntos en los que ya viven de planta las personas en esta condición, y más de un ciudadano lo sabe y ya lo tiene bien ubicado, por poner un ejemplo, en la Plaza del Magisterio en el Bulevar Pape, esquina con Madero, un hombre joven aparentemente en buena condición física, pero con un evidente descuido de aseo personal, ha decidido que este es su hogar, incluso, duerme sobre el pasto, bajo los árboles y cada mañana, muy temprano, los rayos del sol lo obligan a despertar para iniciar un día más deambulando por los bulevares de la ciudad, incluso, suele acomodar constantemente sus pertenencias, una cobija y un par de cartones que lo acompañan cada noche.

Otro caso es el de un hombre que se instaló a las afueras del banco BBVA sobre el Bulevar Pape, pues con solo acercarse unos metros hasta esta área basta para notar su presencia, aunque siempre está sentado o recostado tomando una siesta tranquila pacíficamente sin perturbar la vida de nadie, pero lo que claramente se acentúa y hace que más de uno voltee a verlo es su mal olor y que la mayor parte del tiempo está semidesnudo, pero, ¿Quién hace algo por él? Pues, aunque no lo parezca, más de uno le ha extendido la mano para alimentarlo y hasta lo llegan a reportar a las autoridades con el fin de que alguien lo atienda, pero volvemos a lo mismo ¿Hay una autoridad que se haga responsable de ellos? La respuesta es: No. Esto lleva al indigente a volver una y otra vez a la banqueta que ahora es su hogar.

Como ellos, hay personas que, incluso, han llegado a ser tendencia en Monclova, cual era el caso de “El Enamorado” que se dio a conocer a nivel nacional a través de redes sociales por motivo de estar intensamente enamorado de la estatua de una mujer leyendo un libro que al parecer es una estudiante en la Plaza Principal de Monclova, pues a algún ciudadano le pareció interesante documentarlo mientras platicaba amorosamente con ella, para luego difundirlo en diversas plataformas, lo que a más de uno le llegó a sacar una sonrisa. Hay otro personaje altamente reconocido en la ciudad, “El Morín” una persona que evidentemente tiene un problema de alcoholismo y drogadicción, detenido por la municipal más de una vez por alterar el orden público, meterse a las tiendas de conveniencia e ingerir sustancias nocivas para la salud.

Realidad. Definitivamente, esta es una realidad muy latente en la localidad, que, incluso ya forma parte de ella y su identidad, aspectos comunes y que hasta le llegan a dar un toque pintoresco a las avenidas principales.