Rescatista parte del plano terrenal y consterna a la ciudad
Su muerte deja un vacío, pero su ejemplo de altruismo y servicio perdurará, inspirando a futuros voluntarios.
Mario Alemán / El Tiempo de MonclovaDesde los 18 años ingresó como voluntario convirtiéndose en un rescatista muy querido y reconocido.
La mañana de este sábado 14 de diciembre, el rescatista voluntario Julio César Moreno Pérez, de 48 años, falleció de un infarto mientras disfrutaba de una taza de café en su hogar. Su partida ha conmocionado al gremio de socorristas y a la comunidad, quienes recuerdan su extraordinaria dedicación a salvar vidas y servir a los demás sin pedir nada a cambio por más de 30 años.
Fueron tres décadas las que, Moreno Pérez entregó de su vida por el voluntariado para aquellos más vulnerables que, en un accidente necesitaran ayuda de inmediato.
Comienzos. Desde los 18 años, Julio César encontró en el voluntariado su vocación. Inició en el grupo de Águilas Dotadas, donde aprendió las bases del rescate, para luego formar parte de los Ángeles Voluntarios y Cruz Ámbar, organizaciones que marcaron su camino.
En sus últimos años, se integró al Grupo de Urgencias Básicas de Coahuila (GUBC), dejando una huella imborrable en cada institución por la que pasó. Sus compañeros lo describieron como una persona bondadosa, comprometida y siempre dispuesta a ayudar. “Nunca le importó si había que trasnochar o si no había recursos suficientes, él siempre estaba ahí, listo para darlo todo por la comunidad,” recordó Gustavo Espino comandante del GUBC.
Participaciones. Además de atender emergencias, Julio César fue un incansable promotor de los cuerpos de rescate, participando en actividades de recolección de fondos, como boteos en cruceros, para asegurar el funcionamiento de las brigadas. Esta labor, realizada bajo el sol y muchas veces en condiciones adversas, reflejaba su profundo compromiso con la causa de poder servir para aquellos que en un futuro necesitarían de su ayuda.
Enseñanza. Quienes compartieron su pasión lamentan su pérdida y destacan su legado como ejemplo de altruismo y servicio desinteresado. “Julio era el primero en llegar y el último en irse. Siempre ponía a los demás antes que a sí mismo. Su ausencia deja un gran vacío en el grupo y en nuestros corazones,” expresó un amigo cercano.
El recuerdo de Julio César seguirá vivo en cada acción de quienes, inspirados por su ejemplo, continúen la labor de proteger y asistir a los más vulnerables. Su legado trasciende su vida, marcando un antes y un después en el espíritu del voluntariado.
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