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Reconoce Vera restricciones a su desempeño pastoral

El sacerdote de 79 años de edad debe levantarse a las tres y media de la madrugada.

Obispo : El sacerdote de 79 años de edad debe levantarse a las tres y media de la madrugada.
David Guillén Patiño / El Tiempo Monclova
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El obispo emérito de Saltillo reconoció que, por causas que desconoce, se le ha restringido su participación en la iglesia diocesana

Saltillo, Coahuila, MÁS. - Falta poco más de media hora para que los primeros rayos del sol vuelvan a estrellarse contra las torres del templo, en donde, mientras tanto, se observa la sigilosa llegada de los feligreses.

“El Misterio de la Oración” es el tema sobre el cual girará el sermón programado, a partir del relato acerca de Bartimeo, a quien Jesús devuelve la vista, según se lee en el Evangelio Según San Marcos, capítulo 10, versículos 46 al 52.

Es la primera fecha del calendario litúrgico que, con motivo del tradicional novenario en honor al Santo Cristo de la Capilla, se realiza en la Catedral de Santiago.

El viento generado por el sistema de ventilación hace que dancen las flamas de los cirios que anteceden al altar, detrás de los cuales se advierte de pronto la inconfundible figura de fray José Raúl Vera López, obispo emérito de Saltillo.

Después de por lo menos un año de no haber pisado el recinto, el prelado dominico vuelve a aparecer al pie del retablo “Dedicado al Santo Patrono Jacobo” (Santiago).

Los siguientes tres días, el clérigo continúa fiel a su encomienda de predicar a lo largo del novenario, y todo indica que alcanzará la meta.

Para poder acudir a oficiar antes de la 5:30 horas, el sacerdote de 79 años de edad debe levantarse a las tres y media de la madrugada.

“Mi primera actividad del día, después de dar gracias a Dios, es leer”, comenta durante su caminata hacia su casa, ubicada a casi una cuadra de la iglesia.

En el trayecto, la gente se le acerca para pedirle su bendición o simplemente para saludarle y tomarse una foto con él, en medio de sonrisas, bromas y buenos deseos.

Es evidente la admiración que despierta su presencia entre los fieles, con quienes se da el tiempo de conversar y saber cómo les va.

Pronto llega a su domicilio, momento en el que se repliega la escolta que, por ley, le ha sido asignada con motivo de su activismo en pro de los derechos humanos.

Si bien había concluido la misa, Don Raúl seguía portando, con excepción de su solideo púrpura, un atuendo blanco con ornamentos plateados, que lució durante su prédica desde lo alto de la escalinata frontal de la Catedral.

Hace un mes, confesó públicamente: “¡Yo quise ser fraile para sacudir a la gente, para influir de alguna manera dentro de la sociedad!”.

Esa vez, con cierta gracia, también comentó: “Que se le ocurrió al Papa hacerme Obispo, eso yo no lo busqué, esa es otra cosa, ¡una puntada del Papa!”.

Esa “puntada” le llevó a servir en tres diócesis: Altamirano, San Cristóbal de las Casas y Saltillo.

Al frente de esta última estuvo más de 20 años, hasta que, en enero de 2021, le relevó el casi sexagenario obispo Hilario González García, oriundo de Monterrey.

Precisamente a partir de que su sucesor tomó control de la diócesis, la presencia y quehacer de Vera López se han ido desdibujando.

Dado lo evidente de este hecho, las suspicacias entre clérigos y fieles no se han hecho esperar.

Allegados al jerarca en retiro afirman que, desde el primer día en que fue reemplazado, el obispo González García “le leyó la cartilla”.

Le habría dicho que, “con la pena”, pero ya no se le asignarían misas en la Catedral, pues en lo sucesivo serían celebradas por él mismo entre semana y los domingos.

Después de eso, en los casi cuatro años como obispo emérito, la cantidad de veces que Raúl Vera ha oficiado ahí se pueden contar con los dedos de una sola mano.

Una de esas ocasiones tuvo que ver con la autorización que “recibió” para festejar, mediante una misa, su aniversario episcopal.

Luego vino una celebración conjunta de cumpleaños con Hilario González, a la que este no acudió, pues en el regreso de uno de sus habituales viajes a Monterrey lo sorprendió una fuerte lluvia, así que ese día Vera López ofició en su lugar.

En los eventos a los que rara vez ha sido invitado, su antecesor no le comparte el micrófono, ni le propone celebrar homilías compartidas, como lo indica el protocolo.

Otra medida inexplicable es que, a pesar de las inconveniencias propias de su edad, siempre se le ha asignado el horario de 5:30 de la mañana para oficiar misa durante el novenario del Santo Cristo de la Capilla.

A diferencia de ello, al extinto obispo emérito Francisco Villalobos se le permitía predicar e impartir la eucaristía los domingos al mediodía y entre semana, y tenía total libertad para participar de otras actividades en todo el territorio diocesano.

Según la Enciclopedia Católica (The Catholic Encyclopedia. Vol. 3, págs. 438-441. New York), “la catedral es la iglesia principal de una diócesis, en la que el obispo tiene su trono (cathedra) y cerca de la cual está su residencia”.

“Es, propiamente hablando –agrega el texto–, la iglesia del obispo, donde preside, enseña y dirige el culto para toda la comunidad cristiana”.

Por su parte, el Derecho Canónico contempla que los restos funerarios de un obispo pueden ser depositados, mediante una urna, en la Catedral.

Qué mejor sería, señala la feligresía, que esta clase de distinción mejor se la otorguen en vida a monseñor Raúl Vera.

Este cisma diocesano parece estar confirmado por otros testimonios fuera de la entidad, como el que recientemente hizo a nivel nacional Bernardo Barranco, titular del programa televisivo “Sacro y Profano”.

En entrevista remota al obispo emérito, el conductor le expresó el pasado 15 de mayo su preocupación de que hoy día permanezca limitado en sus funciones.

“Debo confesar –le dijo– que, desde acá, las noticias que llegan de Saltillo, de Coahuila, la verdad debo confesarle que no me agrada mucho cómo usted, siendo un hombre tan leal a la iglesia, a veces la iglesia no es tan leal con usted”.

Enseguida acuso en el prelado guanajuatense “una cierta marginación, no lo dejan en todas las iglesias celebrar misa”.

Luego también, “hay personajes, como el nuncio, que estuvo en estos días allá en Saltillo, y no le avisan (de su llegada)”.

Barranco, recalcó: “Me da mucho coraje que un personaje que merece todo el respeto del mundo, como usted, no tenga el trato institucional que usted se merece”.

Atento a estas declaraciones, Raúl Vera se mantuvo hasta cierto punto reservado, aunque dejó como referencia que en el pasado sufrió discriminación.

La pregunta ahora es si a esta fecha fray José Raúl Vera López ahora sí tiene algo más claro qué decir al respecto.

De hecho, en entrevista exclusiva para MÁS, reconoció que, por causas que desconoce, se le ha restringido su participación en la iglesia.

Este y otros temas, en la siguiente parte de la extensa conversación.

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