Los participantes, que el lunes alcanzaron 1.5 millones, se enfrentan este año a temperaturas extremas, con previsiones máximas diarias de 44 ºC.
Ataviados con túnicas, los fieles llegaron en autobuses o a pie al campamento gigante de Mina, ubicado en el oeste del reino, tras realizar el rito del "tawaf", que consiste en dar siete vueltas alrededor de la Kaaba, la estructura cúbica negra situada en el corazón de la Gran Mezquita, hacia la que rezan los musulmanes de todo el mundo.
"Dios es grande" y "Dios, respondemos a tu llamada" coreaban los peregrinos, que viajaron desde todas partes del mundo, inundados de fervor espiritual. Fahad Azmar, un paquistaní de 31 años, expresó: "Hace mucho, mucho calor, pero doy gracias a Dios por la oportunidad de estar aquí".
Los fieles pasarán la noche en carpas climatizadas en Mina, un valle rodeado de montañas rocosas a varios kilómetros de La Meca. Este alojamiento se organiza por nacionalidades y precios. Intisham el Ahi, un paquistaní de 44 años, comentó: "Debería de haber más espacio entre las camas, y la climatización no funciona muy bien... pero el hach es sinónimo de paciencia".
En el exterior, se han instalado pulverizadores de agua para refrescar el ambiente, y los guardias de seguridad rocían a los transeúntes con botellas de agua. Se espera que el sábado sea un día de plegaria especialmente duro para los peregrinos en el monte Arafat. Según el portavoz del Ministerio de Salud saudita, Mohammed al Abdulali, el año pasado tuvieron que atender a más de 10,000 personas con trastornos vinculados al calor.
Con la guerra entre Israel y el movimiento islamista Hamas en la Franja de Gaza, muchos peregrinos dicen rezar por los habitantes del territorio palestino, bombardeado y asediado desde hace más de ocho meses.
