María Esther, una mujer con la estrella del éxito.
Con una sonrisa que invita a la confianza, pero a la vez una actitud firme en sus decisiones, María Esther Sotelo se siente una mujer de éxito y no porque haya tenido reconocimientos de papel o premios, sino porque su interior está en paz y sus logros son diarios en la atención a la gente profesionalmente como en la organización que representa.
Atender a sus pacientes en sus emociones es tan satisfactorio para ella como dar respuesta a las necesidades patrimoniales de la gente, pues su liderazgo es hereditario. Así como disfruta con alegría los trabajos que tiene, su familia le viene a complementar la existencia como su pasatiempo favorito de estar con sus hijos María Esther y René Arturo.
¿Qué función haces en tu carrera?
"Esta especialidad la puedes aplicar en el diario de tu vida, sin embargo, estoy dando terapia familiar y eso me encanta".
¿Cuáles son las habilidades que desarrollaste en esta carrera?
"Es escuchar, primero es bien importante antes de emitir alguna sugerencia u opinión, es preponderante escuchar, porque realmente de ahí es de donde tomas información para luego retroalimentar a la persona y ayudar".
¿Cuánta experiencia tienes, tanto en tu profesión como activista y de liderazgo?
"Alrededor de 15 años en mi profesión, y en otra actividad de coordinación de la organización, son ya 30 años, esto segundo me gusta por tener el contacto con la gente y creo que es generacional, de familia, porque mi abuelo, Simón Sotelo, estuvo trabajando mucho en oposición en el gobierno que le tocó, en defensa de las buenas causas, y luego mi papá Juan Sotelo, en los ejidos siempre fueron líderes y lograron muchas cosas de beneficio de la gente y, por consecuencia, muy apreciados por la gente.
¿Lograste tus objetivos o tienes más?"Los objetivos nunca se terminan, terminar la meta es sentir que no puedes más, y yo creo que puedo dar mucho y siempre ando por ahí con la frase que mi papá me decia 'la guerita todo lo que hace lo hace muy bien', entonces, eso me impulsa a seguir y no, no me veo quieta nunca y he sido muy afortunada a lo largo de mi vida, porque en los trabajos yo no los he buscado, han llegado conmigo y he tenido muy buena suerte".
¿En dónde has trabajado?
"Mi primer trabajo fue en Merco, fui con una amiga que iba a buscar trabajo y yo fui la que me quedé, me dieron capacitación para ser cajera y el día de la inauguración me subieron a Recursos Humanos, luego me fui a trabajar a Distribuidora Modelo, iba yo a los bancos a hacer depósitos, a Multibanco Comermex y el contador de ahí me ofreció trabajo y comencé a trabajar ahí, y él me dijo que le gustó mi actitud positiva; luego estuve un tiempo sin laborar para tener a mis hijos, después en 1994 me ofrecieron lo de la organización donde aún sigo, pero en ese inter me capacité en la Maestría en Terapia Familiar y haciendo mis prácticas en el DIF y ahí me ofrecieron una plaza en el CAIF, pero después fue una decisión mía salirme".
¿Te ha decepcionado algo en el campo de tu trabajo?
"Creo que todo es aprendizaje y de repente sí te enojas bastante cuando hemos depositado nuestra confianza, por ejemplo, en alguna agencia aduanal o en alguna persona, buscando beneficios, y te han traicionado o te han extorsionado, eso da coraje, pero luchas por recuperar eso, y es decepción, pero le tienes que aprender en que no debes ser tan confiada".
¿Volverías a dedicarte a lo mismo?
"Sí, mil 500 veces y todas las veces".
¿Qué recomendarías a las nuevas generaciones que están dentro de tu campo o carrera?
"No hay más allá que la preparación, siempre debes estarte preparando académicamente, porque esto te abre la visión, te hace ver más allá de lo común de la gente, la preparación es básicamente importante y no se vale decir que no tienen dinero, eso no se vale, porque cuando ingresé a la universidad mi familia no tenía dinero, sin embargo, me acerqué y pedí información y el director era el señor Garzón, conocido en la localidad, y me dijo, al ver mis calificaciones, que no podía dejarme ir por el buen promedio y me dio una beca al 100 por ciento, así que no se vale justificar que no hay dinero".
