Cuando el Liverpool tiene enfrente al Milan, suele evocar el espíritu de Steven Gerard, Vladimir Smicer o Xabi Alonso.
El Liverpool comienza su andar en la Champions League con una remontada sobre el Milan, uno de sus clásicos rivales en Europa
Cuando el Liverpool tiene enfrente al Milan, suele evocar el espíritu de Steven Gerard, Vladimir Smicer o Xabi Alonso; aquellos héroes que en el 2005 protagonizaron una remontada en la final de la Champions League conocida como el Milagro de Estambul.
Esta noche, en la vieja Milán, los rossoneros se fueron al frente, pero poco a poco se desinflaron y terminaron goleados ante los Reds en el inicio de la máxima copa continental bajo su nuevo formato.
Apenas habían pasado 180 segundos en el terreno de juego cuando Christian Pulisic apareció. El Capitán América entró al área desde el costado derecho, y aunque sus compañeros tenían buena posición para rematar a gol, decidió sacar el remate que se coló en la red.
A pesar del gol de vestidor, los Reds no se rindieron. La llegada con la que respondieron salió de los botines de Mohamed Salah. El egipcio sacó un remate potente que reventó el travesaño y ahogó el grito de gol, no así las aspiraciones de los ingleses.
Los festejos llegaron gracias a la táctica fija. Desde el tiro de esquina, el Liverpool encontró la llave para la remontada.
Primero apareció Ibrahima Konaté. El zaguero se elevó cuanto pudo y superó a la defensa de Il Diavolo. Su cabezazo fue tan potente que superó incluso la salida de Maignan, quien se siguió de largo en el intento por cortar el centro.
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