La reina Sofía se enfrenta a un duro contratiempo

En la década de 1970, Miguel comenzó a destacar como un gran escritor, publicando docenas de obras que reflejaban su profundo conocimiento histórico y su talento literario.

A pesar de su fama, Miguel era una persona muy discreta que mantenía una buena relación con su familia, aunque siempre en el ámbito más privado. No solo estaba relacionado con la familia real española, sino también con la británica.

Su presencia en las bodas de los hijos de Juan Carlos I fue constante, asistiendo a las de las infantas Elena y Cristina, así como a la de Felipe y Letizia. Además, también se le vio en varios eventos de la realeza británica, siendo su última aparición en el funeral del rey Constantino de Grecia en Londres hace unos meses.

La unión de la reina Sofía y el príncipe Miguel de Grecia

Debido a la proximidad de sus edades, Sofía y Miguel siempre estuvieron muy unidos. Con los años y el traslado de la reina a España, se vieron con menos frecuencia, pero mantuvieron el contacto. Miguel se refería a Sofía e Irene como sus primas más cercanas, dado que las visitas de ellas a Grecia eran habituales.

El padre de Miguel falleció cuando él tenía un año, y durante la Segunda Guerra Mundial vivió entre Marruecos y España. Se licenció en Ciencias Políticas por la Sorbona de París. Al regresar a Grecia, conoció al amor de su vida, una escultora y pintora griega con quien se casó en 1965 y tuvo dos hijos. Con Marina Karella vivió sus mejores momentos, acompañándola hasta el final de sus días.

Miguel residía entre Atenas y París, aunque a menudo se le veía en su casa en la isla de Patmos. La reina Sofía visitaba este hermoso lugar con frecuencia para mantener su vínculo, considerándolo uno de sus grandes confidentes. Miguel también tenía una excelente relación con Juan Carlos I, por lo que no es sorprendente que los eméritos se desplacen a Atenas para asistir al funeral del príncipe griego.