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La Entrevista con Roberto Franco

La Entrevista con Roberto Franco
Hector Guerrero / El Tiempo de Piedras Negras
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'Un oficio sin escuela, muy edificante y bien remunerado'

Roberto ¿Cómo aprendiste este oficio? "Aprendí el oficio de la marmolería de mi padre. Con el tiempo, se convirtió en mi fuente de trabajo y de vida. Sin embargo, la demanda por lápidas disminuye cada año debido al alto costo que implica fallecer."

¿Qué tan complicado es este oficio? Como en todo en la vida, nada es fácil. Elaboramos el mármol con un material llamado granito, que se mezcla con cemento blanco o normal, dependiendo del color que desee el cliente. Después, hacemos la figura de la lápida, y una vez seca, la pulimos para darle el acabado final y que esté lista para instalarse."

¿Es caro el trabajo? "Todo trabajo tiene un costo. Es como un regalo que le haces a tus familiares al final de su camino. Es una despedida que demuestra cuánto los querías. La mayoría de las personas que fallecen tienen un patrimonio que van a heredar. Por eso, los precios varían dependiendo del tamaño y del tipo de mármol que elijas. La lápida más barata la vendemos a 9,000 pesos, mientras que la más cara puede costar entre 12,000 y 20,000 pesos, dependiendo también de los acabados y del panteón."

¿Hay un cobro extra en eso? "Sí, a veces la gente no lo entiende. Cobro 4,000 pesos por la lápida más barata, pero el dueño del panteón me cobra 5,000 pesos por instalarla. Por eso, el precio se eleva y a veces cobro más por el trabajo del marmolero."

¿Cuánto tiempo tardas en un trabajo? "Una tumba completa con su cruz y florero queda lista en aproximadamente un mes, incluyendo la instalación en el panteón. Sin embargo, como no hay mucha demanda, a veces puedo entregar más pronto los encargos."

¿Cuándo se venden más lápidas? "En el Día del Padre y de la Madre, suelen solicitarse mucho, especialmente cuando se pierde a un ser querido. Pero hay pedidos durante todo el año. Con la llegada del Día de Finados, también se acerca mucha gente a preguntar por los trabajos y precios."

¿Cuánto tiempo llevas en este oficio? "He estado en este oficio toda mi vida. Aprendí de mi papá, y lo valoro mucho porque es mi fuente de trabajo y el sustento de mi familia. Tengo esposa y cuatro hijas pequeñas que dependen de mí, así que hay que trabajar con más ganas para salir adelante."

¿Hay demandas especiales por lápidas? "No hay mucha venta como antes. Creo que es por la crisis que afecta a todos. 
Ahora es complicado para los hijos hacerse cargo de los gastos del velorio. Generalmente, las lápidas se compran después, una vez que han sepultado al difunto y pagado la funeraria y el panteón, que pueden costar entre 30,000 y 50,000 pesos."

¿Qué tipo de mármol utilizas? "El tipo de mármol que elija la gente. Podemos hacerlo en azul, blanco, gris o negro. Generalmente, lo piden blanco, aunque el negro es más barato. 
Lo que hacemos es ofrecer buenos precios porque entendemos su sufrimiento y los altos costos del velorio. Les damos facilidades de pago."

¿A quién le heredará el oficio? "Mi papá heredó su oficio a cuatro hijos; yo soy uno de ellos. Sin embargo, mis hijas son muy pequeñas, así que la esperanza es que alguno de sus hijos, cuando se casen y tengan familia, quiera trabajar el mármol. Por ahora, no tengo a quién heredar esto y no tengo trabajadores, porque la demanda está baja."

¿Te gustaría que alguien continúe con el negocio? "Claro. Mi papá me enseñó todo esto, lo cual valoro mucho. Pero por el momento seguimos trabajando y ya veremos qué nos depara el futuro. Lo importante es que hay trabajo como marmolero, aunque no para hacer dinero, eso no." Además de mármol, también pueden trabajar con otros materiales como granito, cuarzo, piedra caliza, pizarra.
Si se interesa por una lápida acuda a "Marmolería Franco".
El oficio de marmolero, heredado de generación en generación, enfrenta desafíos en un mundo donde la demanda por lápidas disminuye. Roberto Franco, comprometido con su arte y su familia, continúa trabajando con dedicación, consciente de la importancia de su labor en momentos tan delicados como la despedida de un ser querido. 
Su historia resalta no solo la tradición familiar, sino también la realidad económica que muchos enfrentan al lidiar con la muerte y la memoria de quienes han partido. 

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