Dejé el magisterio por el ministerio pastoral
Una de las decisiones que podría tornarse difícil es dejar un trabajo donde te estás desarrollando profesionalmente por seguir otro trabajo enfocado en ayudar a los demás, como lo es el de pastor. Por ello, Julio Ruiz no dudó en continuar el llamado de Dios, instalando la iglesia Fuente de Vida.
¿Cómo es que decides estudiar para maestro? "Te inicio platicando que la carrera la estudié en la Normal de Saltillo, donde estuve radicando por cuatro años. Allí también conocí a mi esposa; ella estaba en la Facultad de Sistemas de la UA de C. Pero todo esto de la educación nació desde que era niño, ya que prácticamente viví ligado a la educación, pues mi familia viene de maestros: mi abuelo y algunos tíos. Desde que estaba en la primaria, me gustaba todo lo relacionado con la enseñanza.
De hecho, mis dos hermanas también son maestras; ellas, al igual que yo, se mudaron a Saltillo, pero son educadoras en educación preescolar".Ya al graduarme, mi primer trabajo lo tuve en una escuela primaria de Acuña; estuve ahí por un espacio de dos años y medio.
Posteriormente, tuve mi cambio para Piedras Negras, en el sistema federal, en la primaria Cárdenas Carranza, conocida de manera negativa como la "escuela de los burros". En esa escuela estuve por ocho años, pero, paralelamente a mi carrera como docente, estuve en el ámbito de la iglesia y tuve la oportunidad de estudiar en el seminario la carrera de teología.
Al graduarme, me invitaron a trabajar como pastor asociado en la Primera Iglesia Bautista del sector centro de la ciudad. Después de trabajar a medio tiempo en una misión, decidí dejar las aulas para dedicarme de tiempo completo a la iglesia y al ministerio pastoral, iniciando la iglesia Fuente de Vida ya como pastor al frente de la comunidad. Ya tenía plaza en la escuela, así que al acudir a Saltillo a presentar la renuncia, se sorprendieron por mi decisión. Me hicieron la observación de que quienes buscan una plaza preguntan: "¿Te van a pagar más?". Yo respondí que no, que era un llamado, una vocación a la que quiero servir. Estuve de permiso un año sin goce de sueldo para conservar la plaza, por si no me iba bien y quería regresar a mi trabajo. Pero ya tenemos un buen tiempo trabajando al servicio de Dios por medio de la iglesia de tiempo completo, llevando la palabra a la comunidad.
¿No había manera de combinar el servicio de la iglesia y el trabajo como docente? "No estoy en desacuerdo en combinar el trabajo con la iglesia; hay pastores que lo realizan y está bien. De hecho, el apóstol Pablo en su palabra dedicaba tiempo para hacer tiendas y de esta manera ayudarse. Pero, por otra parte, vemos que la iglesia ha crecido mucho y demanda tiempo, trabajo y servicio, lo que exige estar de tiempo completo. En mi caso, esto ocurrió y decidimos dejar el magisterio por el ministerio pastoral. La iglesia nos ha abrazado, permitiéndonos estar de tiempo completo sirviendo a la comunidad y a quienes requieran escuchar la palabra de Dios, con un servicio de bondad hacia los demás".
¿Dónde has tenido mayor satisfacción, como maestro o como pastor? "Puedo mencionarte que en ambas partes sigo siendo maestro, porque sigo enseñando, pero ahora enseño la palabra. Tengo alumnos, tengo clases, sigo enseñando, y esa es una de las funciones principales de un pastor.
Estando en la escuela pública, se obtienen muchas satisfacciones; los niños de aquel entonces, que ahora son adultos y están casados con hijos, se acuerdan de las enseñanzas y de los consejos que les daba. Me gustaba platicar con ellos, y tenían la confianza de compartir lo que atravesaban en sus casas, acercándose a mí como maestro, pero también como amigo y mentor. Ahora, en la iglesia, también hay muchas historias y testimonios de lo que Dios está haciendo en la vida de las personas. Estamos muy cerca de la comunidad, llevando ayuda y apoyo emocional, ya que en estos momentos se requiere de más instituciones".
Noticias del tema
