"La velocidad no lo es todo, la responsabilidad sí".
César, llevas aproximadamente siete años siendo miembro del motoclub Halcones. ¿Qué te motivó a unirte a este grupo?
"Siempre me han gustado las motocicletas, desde joven sentí esa pasión por manejar. Pero lo que realmente me atrajo al motoclub fue la hermandad que se crea. Aquí no solo es sobre viajar en moto, es sentir que formas parte de una familia. Además, las rodadas con causa me parecieron una excelente forma de hacer algo por los demás mientras disfruto de lo que me gusta".
Mencionas las rodadas con causa. ¿Podrías contarnos más sobre ese tipo de actividades que realizan en el motoclub?
"Una de las principales causas que apoyamos es ayudar a personas que necesitan quimioterapias para tratar el cáncer. Organizamos rodadas donde todos los fondos recaudados se destinan a estos tratamientos. Es algo que nos llena de satisfacción, porque sentimos que estamos poniendo nuestro granito de arena para mejorar la vida de alguien. También hacemos rodadas familiares, en las que mi familia, por ejemplo, va conmigo en el sidecar, y eso hace que el viaje sea aún más especial".
¿Cuál ha sido la experiencia más memorable que has vivido en la carretera?
"Definitivamente, la rodada más larga que he hecho fue hasta el estado de Tennessee. En ese viaje pasamos por unas cuatro horas de lluvia intensa. Fue una experiencia complicada, pero afortunadamente llevábamos cascos con parabrisas y desempañadores, lo que nos permitió seguir sin problemas mayores. Esos momentos te enseñan mucho sobre resistencia y trabajo en equipo, porque todos los miembros del motoclub se cuidan entre sí en este tipo de condiciones".
Conduces una Harley Davidson del 2012 con un motor 2000. ¿Qué significa para ti manejar esa motocicleta en particular?
"Mi Harley es más que una simple motocicleta, es casi como una extensión de mí. El sonido del motor, la potencia, y la comodidad que me brinda en viajes largos hacen que cada rodada sea una experiencia única. He manejado muchas motos en mi vida, pero esta Harley tiene algo especial. A pesar de ser pesada, es una máquina que responde muy bien y, para mí, es ideal para los largos trayectos que hacemos".
¿Te ves manejando motocicletas por mucho tiempo más y cómo imaginas tu futuro en el motoclub?
"Me encantaría seguir manejando por muchos años más, pero sé que llegará un momento en que las motocicletas serán demasiado pesadas para mí. Cuando eso pase, no me gustaría dejar de rodar, así que tal vez me vean en un sidecar o en una de esas motocicletas tipo trike, que tienen tres ruedas. Lo importante para mí es seguir conectado a esta comunidad, ya sea manejando o como pasajero".
¿Qué es lo que más te gusta de formar parte del motoclub Halcones?
"Como te decía antes, lo mejor es la hermandad que se forma. No es solo el hecho de viajar y compartir aventuras, es saber que siempre hay alguien ahí para ti, tanto en la carretera como fuera de ella. Además, el motoclub me ha permitido involucrar a mi familia en algo que amo, y eso es invaluable".
¿Cómo ha influido tu participación en el motoclub en tu relación con tu familia?
"La verdad, ha fortalecido mucho nuestra relación. Mi familia siempre ha apoyado mi pasión por las motocicletas, pero cuando comencé a llevarlos en el sidecar, se volvió una experiencia que compartimos juntos. Ahora, las rodadas familiares son algo que esperamos con entusiasmo. Mi esposa y mis hijos disfrutan mucho el paisaje, y aunque al principio estaban un poco nerviosos, ahora están más que acostumbrados. Nos ha unido mucho como familia, porque son momentos que vivimos juntos, alejados de la rutina, además cuando regresas pues todo es mayormente favorable, vez las cosas de otra forma y también te tranquilizas más aun".
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