AMLO
Este 30 de septiembre de 2024, concluye el sexenio de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México, un periodo marcado por la polarización y la transformación, que deja una profunda huella en la política y la sociedad mexicana. La evaluación de su gestión se mueve entre los claroscuros: desde avances significativos en la inclusión social hasta preocupantes retrocesos en la institucionalidad democrática. AMLO llegó al poder en un contexto de desconfianza hacia las élites y un clamor por el cambio, canalizando el descontento de sectores históricamente marginados. A lo largo de su mandato, se reporta que cerca de cinco millones de personas salieron de la pobreza, gracias a políticas como el aumento del salario mínimo y programas sociales directos. Sin embargo, estas medidas han sido criticadas por su carácter temporal y poco sostenido, ya que muchas de estas mejoras no se traducen en una clase media sólida ni en un sistema de bienestar robusto. Por otro lado, su administración ha sido acusada de erosionar la democracia en México. Organismos internacionales y analistas señalan que, aunque AMLO prometió defender los principios democráticos, su estilo de gobernar ha reforzado un régimen híbrido que mezcla elementos de autoritarismo y populismo. La retórica de confrontación con medios de comunicación y opositores ha polarizado aún más al país, creando un ambiente en el que la mentira y la desinformación han cobrado protagonismo. En el ámbito de la seguridad, el sexenio fue testigo de un incremento alarmante de la violencia, con más de 200,000 homicidios, lo que contradice su promesa de un modelo de seguridad basado en los derechos humanos. El empoderamiento del Ejército en funciones de seguridad pública ha sido objeto de crítica, ya que muchas regiones del país permanecen ingobernables.La llegada de Claudia Sheinbaum Pardo como la primera presidenta mujer de México presenta un nuevo capítulo en este contexto complejo. Su mandato deberá enfrentar los retos de un país fracturado y en crisis de gobernabilidad. La pregunta que resuena es cómo podrá capitalizar los logros de AMLO mientras aborda las críticas y las fallas de su gestión. Sheinbaum se encuentra ante la tarea de moderar la retórica polarizadora y buscar un diálogo más inclusivo que permita cohesionar a una sociedad dividida. La estabilidad política será clave, especialmente en un entorno donde las tensiones sociales y económicas persisten. Aun cuando la oposición no ha logrado consolidar una alternativa clara, la necesidad de atender las demandas de los sectores más vulnerables es inminente. Además, la nueva presidenta deberá gestionar la expectativa de un electorado que, aunque ha visto mejoras en su situación económica, sigue enfrentando una precariedad alarmante. La falta de un sistema de salud robusto y el deterioro educativo son asuntos que requieren atención inmediata y soluciones sostenibles. A medida que se cierra el ciclo de AMLO, el país enfrenta un panorama lleno de interrogantes. Su administración, marcada por logros y fracasos, deja un legado que, si bien ha buscado darle voz a los sectores olvidados, también ha planteado graves desafíos para la democracia y la institucionalidad. La capacidad de Sheinbaum para navegar por estas aguas turbulentas será crucial.La salida de López Obrador puede ofrecer una oportunidad para buscar un equilibrio más efectivo entre las distintas visiones de país. Sin embargo, los retos de estabilidad social y política seguirán siendo una constante; mientras, la oposición deberá encontrar maneras de conectarse nuevamente con el electorado que se siente desatendido. La tarea es monumental, pero también representa una oportunidad histórica para redefinir el rumbo y dar paso a una era de mayor inclusión y justicia social. ¿Lo veremos?
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