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El ferrocarril y su llegada a Monclova y Castaños

El ferrocarril y su llegada a Monclova y Castaños
Redacción / El Tiempo de Monclova
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El día 25 de enero del año 1884 se inauguró de manera oficial el ferrocarril en la ciudad.

En 1883 llegó a Coahuila la compañía del Ferrocarril Internacional Mexicano, que inició el tendido de la vía desde Piedras Negras con rumbo al Pacífico, llegando a Torreón, en lo que  a nuestra entidad correspondió.

En Monclova se recibió con agrado la propuesta, pues eso significaba un mayor impulso al comercio regional con el resto del país y del sur de Estados Unidos de América, toda vez que las comunicaciones se acortarían y los viajes que duraban días ya solo sería cuestión de horas tanto al sur como al norte.

Labores. Se escogió para establecer la estación del ferrocarril la parte poniente de la ciudad en lo que eran terrenos de la comunidad de San Francisco, tocando a una comisión encabezada por Ramón Múzquiz Castañeda verificar con los propietarios la cesión de terreno por donde pasaría la línea del tren que procedía de estación Sabinas.

Economía. Desde que concluyeron los trabajos del tendido de la vía hasta estación Monclova, se asentaron varias personas quienes establecieron sus pequeños comercios para atender a los trabajadores del ferrocarril, el primero de ellos y fundador de aquel punto don Pedro Pruneda Montemayor, al que le siguieron otras más destacándose el norteamericano y telegrafista del ferrocarril Frank B. James.
El día 25 de enero de 1884 se inauguró oficialmente el ferrocarril en Monclova, para lo cual acudió el gobernador del Estado Evaristo Madero, quien con su comitiva se dirigió a Monterrey y luego a la estación Salome Botello de Candela donde en carruaje se trasladó a aquella población y al siguiente día  de camino llegó la comitiva al rancho Las Enramadas donde su dueño don Jesús Muñoz les sirvió una comida, partiendo luego a Monclova a donde arribaron a las siete de la tarde.
Se trasladaron a la nueva estación del ferrocarril y un grupo fue hasta el rancho de La Polka y abordaron los dos vagones que traía la máquina que arribó a la estación  para la ceremonia en la que el Lic. Antonio de la Fuente pronunció un el discurso oficial.

Crecimiento. A partir de la construcción y establecimiento de la estación del ferrocarril nació un poblado sin orden de calles y construcciones, hechas estas con el permiso de los dueños de los terrenos que circundaban la estación del Ferrocarril Internacional Mexicano por lo que antes de 1893 ya el ayuntamiento de la ciudad de Monclova había nombrado juez auxiliar y el mismo vecindario establecido en ese lugar había solicitado el establecimiento de una escuela. El entonces gobernador José María Garza Galán y el jefe político de  Monclova Andrés A. Fuentes idearon una forma de poder realizar un negocio con los terrenos de los comuneros de San Francisco, por lo que convencieron a una parte de los propietarios y los hicieron firmar un protocolo en el que se obligaban a cederlos gratuitamente al ayuntamiento el que a su vez contrató al Ing. Melquiades Ballesteros para que midiera las manzanas e hiciera el trazo del poblado, con lo que se terminó de dar forma a la comunidad establecida desde nueve años antes. Más tarde se separaría de Monclova y se formaría la hoy Ciudad Frontera.

Castaños. El 20 de abril de 1884 pasó por primera vez el ferrocarril por Castaños, procedente de Piedras Negras, era el inicio de la Compañía del Ferrocarril Internacional Mexicano, que vendría a dar auge a todos los pueblos por los que pasaba. En la congregación de Castaños, atravesó terrenos de labor de varios vecinos, los cuales se reunieron para definir cuál sería la forma de que se les pagarían, cuánto terreno donarían como derecho de vía y además proponer ubicar la estación en la parte poniente de la congregación. 

Beneficio. La estación del ferrocarril en Castaños, fue sinónimo de prosperidad para el pueblo. Por muchos años se vieron pasar los largos trenes de carga de norte a sur y viceversa. El pasajero, como todos le llamaban, era esperado con ansias por los paseantes que se dirigían a los ranchos cercanos o hasta el Saltillo, hacia el sur. 
Algunos transbordaban en la capital del estado, tomando “el Regiomontano”, para llegar hasta la ciudad de México. 

Recuerdo. En este recorrido el regiomontano traía sus carros Pullman, con sus camarotes individuales, los cuales en el día tenían un asiento y por la noche se adaptaban como cama. Recuerdo la gran cantidad de gente que esperaba la llegada del tren, acomodándose a un lado de la vía, a la altura del carro que se subirían, ya que su estancia en la estación era de unos 10 a 15 minutos aproximadamente, hasta el grito del conductor de “vaaamonooos”. 
La antigua Estación de Castaños se quemó el domingo 30 de septiembre de 2007, quedando completamente reducida a cenizas y fierros retorcidos. 
Hoy, todos estamos esperando el regreso del ferrocarril de pasajeros, que una las grandes ciudades con los poblados pequeños, que nos lleve por los parajes escondidos de la serranía Coahuilense, recordando gratos momentos de antaño y sobre todo que enseñe a las nuevas generaciones la inmensidad y belleza de las llanuras de nuestra tierra y la bondad y amabilidad de nuestra gente.

 

 

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