Desde la oscuridad, son los otros comerciantes del centro
Su vista la perdió a los 35 años de edad de manera repentina.
Criselda Farías / El Tiempo de MonclovaLas personas invidentes o débiles visuales son 50 registrados en la Red Nacional para la Inclusión de Personas Ciegas y de Baja Visión, en Monclova, pero saben que hay más.
A diario, Juan Flores Ávila, de 59 años, camina más de 15 cuadras para ir y regresar al punto de venta en la zona centro, donde vende jugos, limonadas y cacahuates, pero, a diferencia de otros comerciantes ambulantes, él no puede ver, sus pasos los guía con un bastón especial para invidentes.
Su vista la perdió a los 35 años de edad de manera repentina debido a un accidente que le sucedió en la calle, del cual no quiso abundar mucho, pero narró que en ese entonces su oficio era de enderezar y pintar carros.
Panorama. De un día a otro, su vida cambió drásticamente, dejó de ver y no había esperanza de recuperarla, su trabajo ya no lo podía realizar, ahora dependía de su familia para su manutención y para que lo pudieran movilizar, sin embargo, él no se quedó conforme, acudió a la Escuela de Invidentes y ahí comenzó su independencia.
“Es voluntad propia, si tú quieres salir adelante, sales, no vas a depender de otra persona; uno tiene que imaginarse las cosas. Me gusta trabajar y ganarme mi propio dinero y no ser ninguna carga para nadie”, externó Juan.
Él vive en la privada Garita y desde ahí recorre la calle Hidalgo guiándose con su bastón y empujando su carrito de mercancía para llegar a un costado de la puerta de Merco Hidalgo, donde se instala y vende desde las 9:00 o 9:30 horas hasta las 19:15 horas aproximadamente.
Comentó, “Nada más escucho que cierran las cortinas de acero de un negocio y, a veces, cuando hay una persona que me ayuda a cruzar el semáforo, ya me vengo un poquito más temprano, poquito, una media hora, dependiendo de cómo está el negocio”.
Desde la oscuridad. En la zona centro de Monclova hay varias personas invidentes que, al igual que Flores Ávila, son vendedores de diversos artículos y, ayudados por su bastón especial, acuden caminando al corazón de Monclova, donde está el movimiento de gente.
La discapacidad de la vista representa mayor dificultad para colocación en un trabajo, más que cualquier otra, como la motriz o psicomotriz, por ello, en su mayoría optan por vender artículos, elaborar dulces o explotar sus talentos.
Algunos venden paletas, mazapanes, cacahuates y dulces, otros están dedicados a la música y se colocan en algún punto de las calles de la ciudad y con apoyo de una bocina cantan bien entonados y la gente les brinda algunas monedas.
Samuel Fernando Gutiérrez, músico invidente, todos los días sale de su hogar por la mañana con la guitarra en brazo y su bastón para recorrer varias cantinas de la zona centro y restaurantes donde la gente gusta de la música de fondo de guitarras en ocasiones, se reúne con otro compañero que canta.
Gutiérrez es esposo de la maestra jubilada, Juana María González, quien también cuenta con debilidad visual y por muchos años dio clases en la Escuela de Invidentes y enseñó a niños y adultos a saber dirigirse y explotar sus sentidos para ser independientes en su vida diaria.
Otros ejemplos de invidentes en la zona centro se pueden encontrar si se observa la ciudad donde acuden diariamente a desempeñar su trabajo, como cualquier otro trabajador, solo que por su condición, necesitan mayor respeto de los automovilistas a su paso y espacios.
Flores Ávila mostró cómo su bastón está reventado, porque ha sufrido varios incidentes con los automovilistas, que han arrollado su bastón, "ya me lo han atropellado (al bastón) varias veces y he tratado de arreglarlo, ahorita lo traigo reventado, es un poco más largo este bastón, porque puedo abarcar más adelante para saber los obstáculos, puedo tocar el carro más anticipadamente".
Datos. Virginia González, directora del Adulto Mayor y Personas con Discapacidad y presidenta de la Red Nacional para la Inclusión de Personas Ciegas y de Baja Visión, informó que en Monclova son 50 integrantes registrados, pero saben que hay más.
El dato del INEGI es que existen más de 18 mil personas con discapacidad en general, en primer lugar la motriz, después visual, intelectual, auditiva y luego psicosocial. Juana María González, maestra jubilada de la Escuela de Invidentes, manifestó que en la institución se les da a los alumnos el aprendizaje sobre el uso del bastón para que se apoyen a dirigirse en las calles y se les ayuda a desarrollar el resto de los sentidos para que sean independientes y hagan toda su actividad diaria sin depender de otra persona, desde vestir, cocinar y más.
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