Estudios nacionales e internacionales advierten que el virus afecta el cerebro y las neuronas.
Diversas investigaciones realizadas por la UNAM advierten que en los próximos años se desarrollará una nueva pandemia debido a las secuelas del virus. Esto provocará una mayor cantidad de diferentes tipos de demencias, ya que se verá afectada la inflamación cerebral que conduce a la neurodegeneración y muerte de neuronas. Esta condición no se limitará solo a personas de la tercera edad, sino que también afectará a aquellos que no superen los 40 años.
Algunos síntomas de estas demencias incluyen alteraciones en la memoria y el lenguaje, con olvidos frecuentes, pérdida de objetos o colocación inapropiada de los mismos, respuestas lentas, repetición de preguntas e historias, y pérdida de funciones aprendidas. Estos síntomas se deben al daño en el hipocampo, la región encargada del aprendizaje y la memoria a corto plazo, que es responsable de procesar y almacenar nueva información.
Jesús Ruiz García, presidente de la Fundación Alzheimer de Coahuila, señaló que estudios realizados a nivel nacional e internacional, tanto en instituciones públicas como privadas, establecen una relación entre el COVID-19 y el deterioro cognitivo en edades tempranas, lo cual es preocupante. El Laboratorio de Reprogramación Celular y Enfermedades Crónico-Degenerativas de la Facultad de Medicina de la UNAM, por ejemplo, sostiene que las demencias, especialmente el Alzheimer, serán la nueva pandemia, afectando principalmente a las mujeres. Además, un nivel educativo bajo conlleva una menor reserva cognitiva, lo que aumenta el riesgo y la velocidad de deterioro.
Otro análisis llevado a cabo por la UNAM recomienda realizar estudios neuropsiquiátricos en pacientes post-COVID-19 que hayan estado graves o que presenten comorbilidades. Esto permitiría detectar problemas de salud mental en etapas tempranas y brindar el tratamiento adecuado para frenar el deterioro cognitivo. Desde 2021, investigaciones realizadas tanto en Europa como en Estados Unidos advierten que el virus puede causar daño neuronal a corto, mediano y largo plazo.
"El problema radica en que, al centrarnos en solucionar la prioridad de salud que representa el COVID-19, surgen dudas sobre el nivel cognitivo al que se está dañando. El proceso deja secuelas", mencionó Jesús Ruiz García.
Además, añadió que el virus seguirá mutando y desarrollándose a lo largo de nuestra vida, adaptándose al organismo humano para convertirse en un huésped. Aunque las mutaciones posteriores serán menos agresivas, es importante cuidarse, especialmente para aquellos más susceptibles debido a otras comorbilidades, como la diabetes, hipertensión, obesidad y tabaquismo. Es recomendable seguir utilizando cubrebocas y tomar otras precauciones, sobre todo durante la temporada invernal, ya que se ha registrado un rebrote de COVID-19 entre la población de Saltillo.
El especialista afirmó que la inflamación en los pulmones puede provocar una inflamación en la corteza cerebral, debido a la falta de oxigenación adecuada en el torrente sanguíneo. Esto resulta en una oxigenación mínima en el cerebro, lo cual ha llevado a un aumento significativo en los accidentes cerebrovasculares. El cerebro se ve afectado como parte de una cascada de secuelas que provoca el virus.
Se estima que en 4 o 5 años se presentará una pandemia de demencias, ya que hay personas que no desarrollan inmunidad a pesar de haber sido vacunadas y que aún presentan secuelas graves. Es una enfermedad nueva y aún falta mucha investigación y descubrimiento al respecto. Sin embargo, estudios nacionales e internacionales indican un impacto en el cerebro de algunos pacientes.
Asimismo, el especialista indicó que todos los organismos reaccionan de manera diferente ante los estímulos, por lo que se requieren estudios más específicos. Hasta que los estudios estén completos, dentro de dos o tres años, para obtener mediciones más precisas, lo único que podemos hacer es cuidarnos usando cubrebocas y gel antibacterial, como medidas básicas.
"Al final, el cerebro, que es nuestro órgano principal coordinador de todas las funciones cognitivas, es el que recibe el daño. Si no cuidamos esta situación, ¿de qué sirve superar transitoriamente una enfermedad si descuidamos lo más importante y terminamos en condiciones muy lamentables a una edad temprana?", concluyó el especialista.
