Circe Victoria... ...y lo malo, es que no es un sueño
Lluvia Estrada / El Tiempo de MonclovaEn los días de antaño, hablar de crisis en Altos Hornos de México (AHMSA) habría parecido una broma de mal gusto.
El "gigante del acero" era la columna vertebral de Monclova, un poder omnipresente que marcaba las horas con su distintivo timbre, un recordatorio constante de la importancia de la acerera en la vida de la ciudad.
Hoy, sin embargo, nos enfrentamos a panoramas tan escalofriantes que nadie se hubiera atrevido a prever.
La crisis ha dejado a AHMSA en terapia intensiva, una pausa prolongada que ha sumido al gigante en un sueño profundo de más de un año.
Los obreros, una vez titanes que movían los hilos en Monclova, ahora gritan, se manifiestan y bloquean, pero sus voces parecen caer en oídos sordos, incluso el Presidente de la República les ha dado la espalda.
Antaño, los sindicalizados eran figuras intocables, con el poder de hacer o deshacer en la ciudad.
Los favores se concedían con solo pertenecer a la gran familia de AHMSA. Pero hoy, todo eso ha cambiado.
La sombra del gigante se ha disipado, y los trabajadores se encuentran en la oscuridad, luchando por salarios que parecen inalcanzables.
E incluso en medio de esta lucha, la tragedia se ha apoderado de AHMSA. Obreros han perdido la vida, sus suspiros silenciados en una lucha desesperada por obtener lo que les pertenece.
El estrés, la preocupación y las complicaciones han cobrado su precio, como si estuvieran somatizando la caída de los hornos y la desolación de su fuente de sustento.
Pero la historia de la crisis de AHMSA no se limita a las paredes de la acerera. La desesperación ha llevado a la ciudad a un estado de decadencia inimaginable.
Incluso aquellos que alguna vez fueron parte del engranaje de la empresa ahora buscan en el "fierro viejo" la manera de sobrevivir, saqueando lo que alguna vez fue el orgullo industrial de Monclova.
La piel se eriza al comprender que esto no es un sueño, sino la dura realidad que enfrenta la ciudad. AHMSA, el gigante que una vez definió a Monclova, ahora yace en un letargo profundo, dejando a su paso no solo obreros desamparados, sino también una ciudad marcada por la decadencia y la desesperación.
El futuro de la ciudad pende en la balanza, mientras la sombra de AHMSA se desvanece y deja en su estela una ciudad que lucha por encontrar su voz en medio del silencio.
La pregunta que resuena es ¿cómo llegamos a este punto y cuál será el destino de Monclova en esta nueva era, donde el silencio del gigante del acero es más ensordecedor que cualquier timbre que haya marcado su reinado?
Esperanza había mucha, pero los dias grises se la llevaron, hoy simplemente no queda nada.
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