'No pide limosna, pero sí una oportunidad de vivir'.
Blanquita no pide limosna, pide que por favor le compren sus servilletas tejidas a mano primero para poder dar al menos una comida al día, y en segundo para reunir dinero y comprar un boleto hacia la capital del Estado en donde afirmó la economía no está tan golpeada y vende un poquito más para poder comer.
Con dolor en su cansado cuerpo llena de mucha desolación, desesperación y voz cortada es que Blanca Isela García Cárdenas, platicó con periódico El Tiempo cómo a diario sale al primer cuadro de la ciudad para intentar vender servilletas, bisutería y dulces con el fin de poder sobrevivir y declaró ‘no dejarse morir’.
¿Blanquita por qué te dedicas a vender eso?
“Así me mantengo, desde que se murió mi hijo ya no supe que más hacer y me pongo a vender mis servilletas más que nada o lo que sea que puedo hacer, aquí en Monclova no tengo familia que me apoye y como ya estoy grande no me dan otro trabajo por eso intento juntar unos pesitos aparte tengo que pagar un cuartito que rentó y si no le hago así no tengo manera”.
¿Cómo terminó vendiendo en las calles?
“Mi hijo Ángel de 23 años murió, ya no supe qué hacer, me enfermé y tengo presión de repente, se me sube mucho, tengo que estar tomando medicamento controlado. Cuando pasó eso, yo estaba desesperada, pero tenía que hacer algo para comer y a cómo pude empecé a vender estas cositas”.
¿Si le compra la gente?
“La gente no me compra todo lo quiere regalado de diez y quince pesos, pero usted sabe que ya no hay nada barato apenas con lo que junto puedo comprarme otra vez y me queda poquito para comprar huevos o lo que sea, por ejemplo, ahorita ando sin almorzar”.
¿Hay días en que se quede sin comer?
“Sí, la verdad es que sí, a veces pueden pasar dos o tres días y tomo agua porque no tengo más, pero que hago si yo quiero vender y no me compran”.
¿Exactamente en dónde vive?
“Me rentan un cuarto en el hotel Cesario está por la José de las Fuentes allá donde está la ruta de la directo subiendo la loma llegas, pero ya me pidieron también ahí por qué batallo mucho con la falta de dinero”.
¿Cuánto le cobran en la vivienda?
“Al mes son mil 200 o mil 400 yo lo que hago es que por día si vendí 100 pesos se los doy a la señora, aunque me quede sin comer, pero a veces ni eso junto por eso ya me pidió y yo ando piense y piense en cómo le voy a hacer porque en serio que no sé me da miedo quedarme a vivir en la calle, yo no quiero terminar así”.
¿Cuáles son los motivos por los que se quiere ir a Saltillo?
“Allá hay más trabajo que aquí, yo viví 15 años y me di cuenta de eso, caminaba casa por casa para vender mis servilletas y la gente me compraba, en veces no las agarraban y me daban el dinero con eso daba mis tres comidas al día y aquí no puedo me quedo días sin probar nada por lo mismo de falta de dinero y se siente bien feo estar así no se imaginan cuanto”.
¿Cómo se siente emocionalmente?
“Aparte de mis problemas de presión, hay días que no tengo ganas de salir, no quiero hacer nada, pero tengo que salir para vivir porque no me quiero morir, somos humanos y tenemos derecho”.
¿Le haría una solicitud a la empática comunidad monclovense?
“Por favor, cómprenme mis servilletas, pulseras o lo que sea si es chiquito, está bien, con eso me ayudo o si no es mucho, los que quieran ayudarme a regresar a Saltillo les imploro que me ayuden porque somos personas que queremos vivir, yo quiero vivir, no quiero estar así”.
¿Hay algún modo en el que la gente pueda comunicarse con usted?
“No tengo celular, pero ahí estoy en el hotel Cesario o llego aquí a vender enfrente de la plaza en la calle De la Fuente a un lado del banco, estoy desde las 8 de la mañana a las 4 o 5 depende de si es que vendo algo porque, por más que me quiero quedar a veces por el calor me siento muy mal”.
