El 26 de marzo de 1827, el virtuoso pianista Ludwig van Beethoven, considerado uno de los compositores más importantes de la historia de la música, murió por circunstancias que hasta ahora se conocen con mayor claridad, gracias a una muestra de ADN realizada a mechones de su cabello.
Tristan Begg, un investigador del genoma antiguo de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, y sus colegas extrajeron material genético de los cabellos del músico, tras varios intentos fallidos con otros mechones, para estudiarlos gracias a los avances realizados en las últimas dos décadas en los métodos para secuenciar el ADN.
Según la revista Nature, Begg probó ocho mechones que se decían que son de Beethoven. Cinco coincidían entre sí y se asumió que eran muestras auténticas del cabello del compositor. Luego, el equipo pudo extraer material genético de una muestra y produjo una secuencia que cubría aproximadamente dos tercios del genoma, que analizaron en busca de secuencias genéticas causantes de enfermedades conocidas.
“El trabajo es un gran logro tecnológico”, dijo Walther Parson, biólogo molecular forense de la Universidad Médica de Innsbruck en Austria que ha trabajado en otros casos históricos. Estos incluyen la identificación de dos hijos de Nicolás II, el último zar del Imperio Ruso, a partir de restos descubiertos en 2007.
Obtener material genético útil de cabellos tan viejos no es fácil. “La obtención del material de muestra por sí sola es admirable”, precisó Christian Reiter, especialista en medicina forense de la Universidad de Medicina de Viena, que autenticó una parte del cráneo de Beethoven en 2022.
Según Nature, el ADN extraído mostró que Beethoven tenía dos copias de una variante particular del gen PNPLA3 que se ha relacionado con la cirrosis hepática. También tenía copias únicas de dos variantes del gen HFE que causan hemocromatosis hereditaria, una afección que daña el hígado.
