Hasta siete cambios realizó Jorge Sampaoli en su once inicial para medirse al Rayo Vallecano. No quiso renunciar el de Casilda a su defensa de tres centrales, pese a disponer de tan solo uno específico (Nianzou) y colocó a Fernando y Alex Telles, una de las grandes novedades del once, como compañeros de zaga del francés.
Rakitic se cayó a última hora de la convocatoria al no superar su proceso gripal y fueron Pape Gueye y Óliver Torres los encargados de liderar la sala de máquinas. Y no fue fácil para ambos, pues los vallecanos propusieron un alto ritmo de partido desde los primeros minutos a sabiendas que el Sevilla venía de un exigente partido europeo el sábado
Camello tuvo la primera del Rayo cuando el delantero aprovechaba un balón a la espalda de Fernando, que finalmente le molestaba a la hora del remate que Bono acababa salvando. Sufrió en los primeros compases del partido el conjunto de un Sampaoli que volvía a ver el partido desde la grada pero poco a poco los nervionenses fueron ajustando e igualando las fuerzas sobre el césped.
No sería hasta el ecuador de la primer parte cuando el Sevilla comenzaría a llegar con peligro a la meta de Dimitrievski aunque sin poner en apuros al meta local. Suso y Montiel montaron una buena asociación, a veces con la colaboración de Ocampos, para buscar la mejor forma de llegar a la portería rival. Gueye probaba fortuna desde muy lejos y luego Montiel, pero su remate lo tapaba un defensa.
Suso encuentra su premio
El Sevilla había encontrado un filón por su banda derecha y parecía dispuesto a explotarlo. Y tanto que fue así pues a la media hora de juego, Suso pondría por delante al Sevilla no sin fortuna. El gaditano recogía el rechace de un centro de Montiel, y desde la frontal no se lo pensaba pero Óscar Valentín desviaba su disparo (que iba a puerta) para meterlo por el lado contrario al que iba dirigido el envío de Suso.
Más de dos años llevaba sin marcar el '7' del Sevilla que venía ya jugando varios partidos a un gran nivel. El Rayo buscó la igualada por la vía rápida, poniendo algunos centros peligrosos y con dos disparos desde fuera del área de Fran García y Camello, que acabaron marchándose por encima del larguero. El Sevilla no se descompuso y contemporizó, bien ordenado y jugando con las prisas de los locales y ahí emergió la figura de Pape Gueye, robando balones y siendo objeto de varias faltas ante la impotencia rayista.
