La empresa japonesa ispace ha publicado los resultados de su investigación sobre el incidente de Hakuto-R un mes después de que la nave espacial se estrellara en la superficie de la Luna. Si bien la nave logró desacelerar como estaba previsto, un fallo de software hizo que calculara erróneamente su altitud y entrara en caída libre tras quedarse sin combustible.
El pasado 25 de abril, el aterrizador lunar Hakuto-R terminó su viaje de cuatro meses a la Luna con una preocupante pérdida de comunicaciones. El equipo de ispace comprobó que, según los últimos datos de telemetría, quedaba poco combustible y la velocidad de descenso de la nave había aumentado rápidamente. La empresa asumió que la nave hizo “un alunizaje brusco”.
Después de investigar el incidente, el Centro de Control de Misión de ispace en Nihonbashi, Tokio, ha revelado que el software de Hakuto-R no funcionó como se esperaba. Aunque la nave completó el proceso de desaceleración, colocándose en vertical y reduciendo su velocidad a 3,6 km/h, un problema de software causó un error en la estimación de la altitud.
Hakuto-R estimó que su propia altitud era cero; es decir, que ya estaba en la superficie de la Luna; pero el equipo de ispace cree que en realidad se encontraba a una altura de 5 km sobre la superficie lunar cuando el sistema de propulsión se quedó sin combustible. Al gastar el combustible antes de tiempo, el descenso controlado de la nave no pudo continuar, lo que dio comienzo a una fatídica caída libre.
Según el análisis, la causa probable del fallo fue una discrepancia mayor de la esperada entre la altitud que midieron los sensores de la nave y la que habían estimado previamente los ingenieros de ispace. Esta discrepancia se disparó cuando la nave sobrevolaba el borde de un cráter de unos 3 km de altura, lo que hizo que Hakuto-R descartara los datos de los sensores por considerarlos anormales.
A su vez, un factor que contribuyó al problema de diseño fue la decisión de modificar el lugar de aterrizaje de la en una revisión de la misión de febrero de 2021. Esta modificación influyó en el plan de verificación y validación del aterrizador a pesar de las numerosas simulaciones de aterrizaje.
La sonda japonesa, que aspiraba a convertirse en el primer vehículo comercial en aterrizar con éxito en la superficie de la Luna, se acabó estrellando junto con el rover emiratí Rashid y el pequeño robot Sora-Q de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón. Al día siguiente, el orbitador lunar LRO de la NASA pasó sobre el lugar del incidente y fotografió sus restos.