María y su hijo Lían mitigan el calor en las aguas del Bravo

 Elementos de seguridad se mantienen vigilando para que no se realice ningún delito en el recinto turístico.

Gracias a la seguridad que impera en el paseo del río esto por los elementos que se mantienen vigilando que no se realice ningún delito en el recinto turístico donde cada tarde familias de la localidad y familias de indocumentados conviven en familia realizando un picnic e introduciéndose a las aguas del río Bravo que aun en la actualidad sus niveles son bajos por lo que aparentemente resulta menos peligroso meterse a mitigar el calor con las aguas del caudal.

Es el caso de María una inmigrante centroamericana, no quiso especificar de donde era originaria, pero cuenta que cada fin de semana se lleva a su pequeño Lían a que se meta al río a refrescarse un rato mientras ella se sienta en una piedra a la orilla del río Bravo.
Cuenta que las esperanzas son lejanas de cruzar a los estados unidos porque nomás no llega una cita y no quiere cruzar el río bravo ilegalmente esto pensando en su pequeño que apenas tienen 6 años de edad que no lo quiere poner en peligro por lo que ella se mantiene trabajando de lunes a sábado en una fábrica de la localidad y a su hijo lo tiene en un kínder tipo guardería en el que paga 500 pesos por semana para que se lo cuiden y le enseñen a leer y escribir, sin embargo ya tienen meses así que solamente los fines de semana le da tiempo para ir a los puentes internacionales a contemplar los Estados Unidos ya que nunca ha estado del lado americano. 
María es un claro ejemplo de cómo sobrevivir en una ciudad que te da las herramientas y oportunidades de desarrollarse como persona de bien, trabajando y aprovechando las oportunidades que la ciudad ofrece a los migrantes.

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