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La fragua del francés: Una página de la Independencia

La fragua del francés: Una página de la Independencia
Néstor Jiménez / El Tiempo de Monclova
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Existen lugares cotidianos que guardan sorprendentes historias.

Una avanzada de soldados a cargo del Capitán contra insurgente Francisco Ignacio Elizondo Villarreal, llegó a la villa de Monclova dando la noticia que a todos los pueblerinos alegró: Cabecillas del movimiento rebelde arengados por el cura Hidalgo fueron capturados en Acatita de Baján, hoy municipio de Castaños. 
Ese aciago día, 21 de Marzo de 1811, fueron engañados vilmente por Elizondo quien les prometía abastecerlos de agua y protegerlos en su camino rumbo a los Estados Unidos donde pretendían comprar armas tras la derrota que sufrieron en la celebre batalla de Puente de Calderón, municipio de Zapotlanejo, Jalisco (17 de Enero de 1811).
Marcharon rumbo a Monclova decenas de prisioneros, de los cuales se afirmaba, eran sumamente peligrosos, entre ellos tres religiosos, ocho clérigos y el resto eran considerados seculares. La gente se regocijaba al verlos entrar a la Villa pues los Monclovenses no simpatizaban con los insurgentes. 
Los prisioneros debían ser tratados con estricta seguridad y decidieron buscar un herrero y encomendarle un trabajo. Las calles de Monclova fueron adornadas, repiqueteaban las campanas y se detonaban salvas de júbilo por el grandioso triunfo de Elizondo mientras se escuchaba al pueblo gritar ¡Viva Fernando VII! 
En el cruce de las calles Abasolo e Hidalgo en la Zona Centro de Monclova,  existía una forja que la distinguía un enorme nogal que daba sombra a su propietario mientras trabajaba. Marcos Marchant Ullet fue quien los recibió a los realistas que le encargaron fabricar  grilletes con sus pesadas cadenas para evitar cualquier intento de escape de los prisioneros. Ni tardo ni perezoso el fornido y experimentado herrero puso manos a la obra pues aquello representaba buena cantidad de dinero.

Venía del viejo continente. Marcos Marchant emigró de Francia, rumbo a América en busca de riqueza. Llegó a Canadá, posiblemente se estableció en la región de Quebec, que alberga gran numero de Galos. El historiador Lucas Martínez Sánchez refiere que Marchant fue más al sur pasando por las colonias y posesiones españolas en Norteamérica. Cruzó el río Bravo llegando a lo que hoy es “la capital del Acero” y desarrolló el oficio de platero y herrero con lo cual ganó de inmediato renombre. 
Conoció a Petra Rivera, respetable dama de la sociedad y ambos procrearon una hija, Guadalupe Marchant Rivera. Era muy solicitado por su destreza. Ambas, a la muerte de Marcos, de causas naturales, se fueron a vivir a Saltillo a finales de la primera mitad de la centuria.
 
El taller pasó a la historia. De entre todos los prisioneros había uno que era considerado el más peligroso mismo que fue llevado ante el también orfebre para ajustarle aquellos fierros a sus manos y tobillos. La tarde del 22 de Marzo de 1811, ese taller pasaría a la historia. Con 58 años de edad, la persona de quien decían era un criminal insurrecto, fue escoltado ante Marcos quien tenía preparados los pesados grillos a tal manera que sólo con la llave se abrirían. 
Los puso en sus muñecas, pies y con las cadenas, por órdenes expresas fue atado al macizo tronco del nogal que servía de exquisita sombra. El criollo encadenado por momentos parecía desfallecer, fueron llevados otros cuatro que corrieron la misma suerte ya que eran cabecillas del contingente que aprehendieron. 
Desconocía a quien encadenó
El francés culminó con la encomienda, recibió su pago y no habló con ninguno de los prisioneros quienes tras descansar unas horas serían preparados para seguir la marcha. De acuerdo a documentos, antes del 8 de Abril, que para variar fue Lunes Santo, fueron cargados en sillas los cabecillas hasta el Hospital Real (Museo Coahuila y Texas) que fue convertido momentáneamente en Cárcel. 
Marchant vio retirarse el contingente y hasta el día de su muerte desconoció que aquel hombre, calvo, encorvado por lo fatigado de estar atado en el frondoso nogal era nada menos que Miguel Hidalgo. También los grilletes para Ignacio Allende, Mariano Abasolo, Juan Aldama, Mariano Jiménez entre otros. 

Reliquias conservadas. Actualmente  se conservan dos pedazos del tronco del legendario nogal de Marchant, uno a un costado de la Presidencia Municipal de Ciudad Frontera. y otro y más grande, en el museo “El Polvorin” de Monclova. 
Cuando usted camine  dentro del pasaje Hidalgo, de la zona centro de Monclova, encontrará una placa que conmemora la página histórica en el lugar donde existía el árbol y narra: “Marzo 22 de 1811; lugar donde existió el nogal a cuya sombra había una forja de don Marcos Marchant. Se afirma que este señor hizo grillos para los insurgentes presos en Bajan”. 

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