La iglesia anima a la comunidad a recordar el verdadero significado de las fiestas decembrinas.
Diciembre es sinónimo de fiestas, regalos, compras, viajes y otras actividades que se presentan para realizarse en compañía de los más allegados.
Sin embargo, cada una de las festividades tiene una razón de ser. De esta manera, el llamado de la iglesia es a no perder la esencia de cada una de las fechas que se viven y que son toda una tradición en las cuales se unen muchas instituciones, gobiernos e iglesias para aportar a la sociedad, ya que esta es la época más bonita de todo el año.
Creyentes. Alonso Garza Treviño, Obispo de la Diócesis de Piedras Negras, detalló que las celebraciones más relevantes son el 12 de diciembre, festividad de la Virgen Morena, en la que se cuenta con una gran devoción por parte de los mexicanos, prueba de ello fue la gran cantidad de fieles que se dieron cita en el santuario para cantar las mañanitas. Le sigue la Navidad, el día más importante para los creyentes, ya que festejamos el nacimiento de Jesucristo, y por último, el Año Nuevo, dando la bienvenida a una nueva etapa y cerrando otra. Ayudar a tener una mejor sociedad con buenas acciones es otro aspecto importante a resaltar. También es crucial compartir un poco de lo mucho que Dios nos da con aquellos que menos tienen. Hay personas que se unen para ayudar a que en estas fechas puedan tener una cena, un regalo y pasarla de la mejor manera. El Obispo invita a sumarse a las distintas actividades en favor de los más necesitados y vivir la Navidad no solo internamente, sino con la sociedad, siendo artífices de una mejor sociedad con buenas acciones que repliquen entre los demás, aportando con nuestro apoyo no solo en esta época, sino a lo largo de todo el año para contribuir con los más vulnerables.
La tradición de las posadas es una de las más arraigadas en México. Aunque en cada rincón de México la forma de celebrar las posadas varía dependiendo de la ciudad o pueblo en que te encuentres, la tradición tiene ciertas particularidades que ilustran la esencia de sus orígenes. Durante la recreación del peregrinaje de María y José, las familias van a otras casas a pedir posada, cantando una letanía a la que los dueños de las casas responden y los reciben con comida y bebida. Los que piden posada llevan velas encendidas durante el recorrido. Se ofrecen buñuelos, tamales, atole y el tradicional ponche de frutas 'con piquete'.
La tradición también incluye romper la piñata de 7 picos.
