Autoridades denuncian que el Ejército de Rusia está utilizando deliberadamente la violación, la tortura y el secuestro para sembrar terror.
Las fuerzas invasoras rusas están utilizando deliberadamente la violación, la tortura y el secuestro para tratar de sembrar el terror entre la población civil de Ucrania, declaró el miércoles el fiscal General de Ucrania a los legisladores estadounidenses en un testimonio gráfico.
El fiscal general Andriy Kostin declaró que se han registrado casi 80 mil casos de crímenes de guerra en Ucrania desde que comenzó la guerra en febrero de 2022. Centrándose en una sola zona del país que se ha llevado la peor parte de la guerra, Kostin describió algunos de los descubrimientos realizados cuando el ejército ucraniano liberó Jersón el pasado noviembre. Dijo que se habían encontrado unas 20 cámaras de tortura y que más de mil supervivientes habían denunciado toda una serie de abusos, como descargas eléctricas, ahogamiento simulado, desnudez forzada y amenazas de mutilación y muerte.
60 violaciones. Según Kostin, sólo en la región de Jersón se han documentado más de 60 casos de violación. En las zonas aún controladas por las fuerzas rusas, los residentes, incluidos los niños, están siendo reubicados a la fuerza en otros territorios ocupados o en Rusia. "No podemos permitir semejante maldad", afirmó Kostin.
La Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes invitó a Kostin a declarar. Su presidente, el representante republicano Michael McCaul, cree que sacar a la luz la brutalidad de las acciones de Rusia mostrará a los legisladores y a los votantes por qué Estados Unidos tiene razón al apoyar a Ucrania. "Esto está ocurriendo ahora mismo. Son monstruos y deben ser llevados ante la justicia", afirmó McCaul. "Esto es más que crímenes de guerra. Son más que crímenes contra la humanidad. Lo que estamos presenciando en Ucrania es un genocidio", añadió. McCaul también lanzó un desafío a sus colegas legisladores, diciendo que "la historia nos juzgará por lo que hagamos aquí y ahora". "Ningún país puede permanecer neutral ante tal maldad", dijo McCaul.
