Este año se cumplen 255 años del nacimiento de Josefa Ortiz de Domínguez, mejor conocida como “La Corregidora”
Redacción/ El Tiempo Monclova¿Tantos soldados para custodiar a una pobre mujer? ¡Pero yo con mi sangre les formaré un patrimonio a mis hijos!
El 8 de septiembre de 1768, nació Josefa Ortiz de Domínguez, de madre de origen mulato y padre español, la pequeña Josefa conoció desde muy temprana edad la discriminación y el racismo que se vivía en el México colonial, circunstancias que a lo largo del tiempo la hicieron acreedora al título honorífico de “La Corregidora” por su contribución a la causa de independencia de México en 1810.
Josefa Ortiz de Domínguez quedó huérfana desde niña tras el asesinato de su padre y la muerte repentina de su madre, lo que la orilló a mudarse y empezar a estudiar en el Colegio de San Ignacio de Loyola en la Ciudad de México, lugar donde conoció a Miguel Domínguez, quien era uno de los principales benefactores del instituto, y con quien años más tarde se casaría y tendrían 14 hijos.
En 1802, el virrey Félix Berenguer de Marquina nombró a Miguel Domínguez como corregidor de Querétaro y la familia se trasladó a esa ciudad. Josefa Ortiz de Domínguez desplegó una activa participación en reuniones propias de su cargo. A través de estos encuentros, entró en contacto con individuos de pensamientos insurgentes, en su mayoría académicos que habían abrazado las ideas de los movimientos europeos, especialmente los conceptos de la Revolución Francesa, como la libertad, igualdad, fraternidad y los derechos humanos.
Reforzando sus propias inquietudes, se involucró gradualmente en un movimiento que veía la oportunidad de liberarse del dominio español y así poder establecer un sistema basado en justicia y equidad por lo que su compromiso con la causa fue sólido y llevó a organizar tertulias literarias en su casa. Sin embargo, estas reuniones sirvieron como fachada para las conspiraciones en las que participaron figuras como el cura Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende y Juan Aldama.
Estos líderes tenían la intención de aprovechar la invasión francesa en España como una ocasión propicia para plantear la Independencia de México el 8 de diciembre de 1810, pero cuando Ortiz de Domínguez se enteró que la conspiración había sido descubierta por el gobierno virreinal de Félix María Calleja dio aviso a Ignacio Pérez, aliado insurgente, para que diera advirtiera al ejército liberal y levantara armas en la madrugada del 16 de septiembre.
El gobierno reaccionó en contra del Corregidor Miguel Domínguez por su participación a favor del grupo liberal, en 1811 el virrey de la Nueva España enfrentó a Domínguez y le advirtió las consecuencias que su esposa podría enfrentar por no “conducirse con prudencia” al ser supuesta aliada de la oposición a la corona española.
En 1813, Ortiz fue nuevamente acusada por el sacerdote Mariano Beristáin de ser una influencia peligrosa y en 1816 el virrey Calleja ordenó su arresto y traslado a la Ciudad de México, en el convento de Santa Catalina, para cumplir una sentencia de cuatro años. A pesar de escribir cartas solicitando su liberación, nunca recibió respuesta, fue hasta 1817 que en el cambio de virreinato, Juan Ruiz de Apodaca la liberó.
Josefa Ortiz de Domínguez falleció el 2 de marzo de 1829 en la Ciudad de México. Aunque su vida fue interrumpida, su contribución a la independencia de México y su legado continúan siendo conmemorados.
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