Encuadres...Tiempos Místicos
Ángel F. Chávez Félix / El Tiempo de MonclovaUn día antes, el presidente Andrés Manuel López Obrador compartió un aluxe místico. Un día después, se rompió lo místico de su hegemonía.
Dos días antes, López Obrador aseguró que quienes participarían en la manifestación en defensa del INE del domingo defenderían al viejo régimen de corrupción y bajo la consigna de "García Luna no se toca", también defenderían a Genaro García Luna, quien fue declarado en Estados Unidos culpable de los delitos de tráfico de drogas, delincuencia organizada y falsedad de declaraciones en ese país.
Dos días después, el exfuncionario calderonista estuvo presente, al menos en imágenes, en la referida marcha, donde, además, quedó de manifiesto que los cambios pueden aplicar en cualquiera de los regímenes.
Tres días antes, López Obrador dijo que los que participarían en la concentración del domingo en la plancha del Zócalo, en favor del Instituto Nacional Electoral (INE), "van a venir" a apoyar a un "grupo de intereses creados, corruptos que quieren regresar al poder para seguir robando".
Tres días después, decenas de miles de personas llenaron el Zócalo de la Ciudad de México y se movilizaron a lo grande también en decenas de ciudades del país e incluso fuera de esta nación para protestar contra unas reformas electorales que amenazan la democracia, enarbolando la muy digna consigna de que, ayer como hoy, no todo lo que se opone al Gobierno regente es sucio y mucho menos corrupto.
López Obrador también reconoció sobre estos tiempos históricos que vivimos que la marcha para defender al Instituto Nacional Electoral sí podría llenar la plancha del Zócalo este domingo.
Este domingo, miles de ciudadanos y cerca de 80 organizaciones llenaron la plancha de la mayor plaza pública capitalina para pedir a los ministros de la Suprema Corte echar atrás la polémica reforma electoral, ahora convertida en “Plan B”, la cual pone en riesgo la autonomía y confiabilidad de las elecciones rumbo a las presidenciales de 2024.
A la par, las movilizaciones tuvieron eco nacional e internacional y dejaron claro que, aunque no hubo izamiento del lábaro patrio en la plancha del Zócalo, la entonación del Himno Nacional en este sitio y en otras decenas de ciudades, es prueba tangible que la democracia no se vive solo desde un atrio en Palacio Nacional, pues aunque las buenas intenciones sí permean en el pueblo como “quien barre las escaleras de arriba hacia abajo”, los que brincan a los cambios que representan un retroceso más que un ideal bien planteado, aunque se venda como transformación, también tienen calidad de alzar la mano sin ser demeritados.
López Obrador ha dicho prácticamente desde el inicio de su administración que vivimos tiempos únicos, históricos, de transformación y cambio.
Pero la historia, la transformación y los cambios no se introducen solo desde el gobierno sino también desde todas las voces con derecho válidamente constitucional, aunque no sean un rotundo sí a los designios oficiales.
La historia, la transformación y el cambio no se llama solo 4T, no se llama solo AMLO y, al menos este domingo, puedo celebrar ser testigo de ello y creo firmemente, una vez más, que en México caben todos los Méxicos. ¿O usted qué opina?
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