Tedros lo dijo. Tedros tenía razón. Fue un día de celebración. Pero, en esta orilla, no es integral el sentir.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) tomó la decisión de poner fin a más de tres años (mil 191 días) de emergencia internacional por COVID-19, el mismo día en el que el organismo calculó que la pandemia, una de las peores de la historia, dejó alrededor de 20 millones de muertes.
La cifra, casi el triple de la oficialmente mostrada por la propia OMS en sus estadísticas, fue calculada teniendo en cuenta el exceso de mortalidad registrado en el planeta durante la pandemia, y la mencionó el propio director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, al poner fin a la emergencia sanitaria.
"Con gran esperanza, declaro que el COVID-19 ya no es una emergencia sanitaria global", anunció Tedros en una rueda de prensa organizada un día después de que el comité de expertos, que ha seguido trimestralmente desde 2020 el avance de la pandemia, le recomendara casi por unanimidad tomar esta decisión.
Fue el 31 de enero de 2020 cuando se declaró la emergencia de la cual ya nos despedimos. Sin embargo, ahora viene la urgencia, la necesaria urgencia de actuar.
Y es que con la decisión de la OMS, se reconoce también que el virus SARS-CoV-2 en sus distintas variantes se quedará entre nosotros como una enfermedad endémica, que seguirá causando infecciones y en ciertos casos, varias muertes.
Tan solo la semana pasada, el COVID-19 causó una muerte cada tres minutos, y esas son solo las que han sido registradas, mientras miles de personas siguen luchando por sus vidas en unidades de cuidados intensivos y millones más siguen viviendo con los efectos debilitadores del postCOVID, tal como recordó el propio director general de la OMS.
"Lo peor que los países podrían hacer ahora es utilizar esta noticia como excusa para bajar la guardia, desmantelar los sistemas que han construido o enviar a la población el mensaje de que no hay que preocuparse ya", advirtió Tedros, aprovechando la declaración del fin de la emergencia para hacer un balance de una pandemia que por número de fallecidos ya puede ser comparable con las grandes plagas de la historia de la humanidad, desde la peste negra hasta la gripe de 1918.
Con este anuncio de la OMS, en México ya se dijo que este 10 de mayo será una fecha de alta importancia histórica por la reactivación económica que implica, según la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco).
El gasto promedio para celebrar a las mamás en este 2023 será de mil 200 a mil 600 pesos, con "una derrama económica de 70 mil 300 millones de pesos para el comercio y los servicios del país", monto que rebasará por 22 millones 300 mil pesos a lo reportado en 2019, "con lo que se superan, por segundo año consecutivo, las ventas previas a la pandemia".
Se espera que las familias continúen y celebren este 10 de mayo a través del esparcimiento y la visita a establecimientos de comida y de entretenimiento, lo que se reforzará junto con servicios como centros de spa y salones de belleza, entre otros comercios y servicios.
No es tiempo, sin embargo, de ser completamente desprevenidos. La pandemia golpeó, y lo hizo duro. Tan solo en el rubro de la salud, el virus del SARS-CoV-2 ha causado cerca de 765 millones de infecciones en el mundo y, aunque oficialmente las muertes reportadas por los países son 6.9 millones, la OMS considera que los fallecimientos causados directa o indirectamente por esta enfermedad llegan a 20 millones, con 333 mil en México, que es el quinto país con mayor número de decesos por COVID-19.
La primera columna que escribí en este nuestro El Tiempo, retrató la dureza de la pandemia en la Región Centro y a Monclova como epicentro coahuilense. Hoy ya no tenemos emergencia, pero ojalá que prevalezca la urgencia por no volver a pasarla tan mal.
