En una histórica mañanera, lo mismo porque supuso su reaparición en público tras su positivo a COVID-19, como debido a las 3 horas y 36 minutos que duró, el presidente Andrés Manuel López Obrador plantó cara a los que llama sus adversarios. Se dijo en buen estado, “bien y de buenas, con ánimos de seguir la transformación de México”, se lanzó contra lo que consideró amarillismo de la prensa, desmintió hasta que quiso y pudo a sus opositores, y defendió a tope a su movimiento.
AMLO se mostró confiado de sí mismo, repasó los indicadores económicos que el Inegi dio durante la semana previa a su ausencia y durante la misma, volvió a presumir del cariño que dice que le tiene el pueblo y, de paso, delineó sus por qué de las más de 20 reformas presidenciales que días antes había aprobado la Cámara de Diputados y ahora aguardaban el aval del Senado.
En el recinto legislativo senatorial, la oposición montaba guardia, defendía con tribuna tomada sus ideas y negativas a un levantar la mano sin debate, y repasaban casi con ganas de escribir la historia, cómo han sido estos años de Gobierno de AMLO.
Afuera, el presidente se mofaba de sus adversarios, diciendo que estaban haciendo pijamada en el Senado, casi como olvidándose de cuando él tomó la avenida Reforma en un plantón para defenderse del así descrito como fraude, de cuando se proclamó presidente legítimo y de las muchas veces que en los partidos que militó previo a Morena y aun bajo colores guindas, los morenistas han replicado el mismo estilo.
A la par, la Jucopo y la Mesa Directiva del Senado ya alistaban una sede alterna en la antigua Casona de Xicoténcatl para sesionar.
El presidente había hablado. Desde la mañana había defendido a la 4T y hasta con fotografía con las corcholatas se había sellado.
Morena no podía no darle la razón.
A excepción de las constitucionales, que requerían más que la mayoría oficialista, le aprobaron todas sus reformas. Prácticamente, una reforma cada diez minutos.
Entre estas reformas de AMLO avaladas por los morenistas y sus aliados mediante la vía del fast track, destacan la que permitirá entregar la operación del Tren Maya a las Fuerzas Armadas por tiempo indefinido, así como la creación de una aerolínea del Estado que también será operada por la Sedena.
Va también la extinción de la Financiera Rural y del Insabi, la llamada Ley Minera, además de los cambios para bajar a 18 años la edad para ser diputado federal y a 25 años la edad requerida para ser secretario de Estado.
No hubo debate ni reservas, aunque en algunas reformas así se había prometido. Morena aplanó y lo hizo al viejo estilo. Arropó a su presidente, pero le dio completamente la espalda a la oposición. AMLO puede celebrar del apoyo de su partido y puede, como lo recordé, decir que tiene el cariño del pueblo, pero el pueblo somos todos, y si en verdad quiere transformar, debe incluirnos a todos. Actuar de otra forma siempre será imposición. ¿O usted qué opina?
