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El T-Rex de Parque Jurásico en realidad tenía labios que ocultaban sus dientes

El T-Rex de Parque Jurásico en realidad tenía labios que ocultaban sus dientes
AGENCIAS / EL TIEMPO
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Imagina el feroz tiranosaurio de Parque Jurásico. ¿Lo tienes? Bien, pues ahora imagínalo sin dientes, o más bien con sus enormes dientes cubiertos por unos labios escamosos. Me temo que esa es la conclusión a la que llega un nuevo estudio publicado en Science. El T-Rex no tenía dientes visibles.

 

La ciencia a menudo consiste en hacerse las preguntas correctas para llegar a respuestas muy impopulares. El Tyrannosaurus rex es buena prueba de ello. Los paleontólogos llevan años desmantelando el terrorífico mito cinematográfico de Parque Jurásico con nuevas revelaciones que lo hacen más exacto, pero también un poco ridículo. Los estudios más recientes apuntan a que el feroz depredador de isla Nublar no rugía, sino que hacía un ruido más parecido al que hacen las palomas actuales. También tenía plumas, y hay varios estudios anatómicos que concluyen que ni siquiera era capaz de correr.

Por si todo esto no fuera suficiente, ahora aseguran que al T-Rex ni siquiera se le veían los dientes, ya que estos estaban cubiertos por una capa de piel y tejido similar a la que hoy podemos ver en los varanos, los lagartos o las iguanas. De hecho, no es la primera vez que los paleontólogos apuntan esa característica. Un estudio de los dientes del T-Rex realizado en 2016 por el paleontólogo Robert Reisz reveló que el esmalte de los dientes fósiles de este dinosaurio no muestra las señales de degradación que debería mostrar si estuviera expuesto.

El nuevo estudio publicado esta semana en Science añade más peso a esa hipótesis con un análisis comparativo de las estructuras que sujetan las escamas labiales (en realidad no son labios en el mismo sentido que los mamíferos) y las compara con el desgaste dental en diferentes especies de reptiles actuales. La conclusión es que los dientes visibles probablemente sean algo filogenéticamente relacionado con la vida dentro del agua y es la razón por la que reptiles como los cocodrilos tienen esa dentición.

“Además de la idea de que los dientes eran demasiado grandes para cubrirlos, los parientes dentados vivos más cercanos de los dinosaurios son los cocodrilos. De ahí la suposición incorrecta de que la misma condición prevalecía en los terópodos”, explica Robert Reisz, paleontólogo de la Universidad de Toronto y co autor del artículo, en un correo remitido a Gizmodo. “Sin embargo, como muestra el artículo, los antiguos cocodrilos terrestres tenían dientes similares a los de los terópodos, en lugar de los dientes peculiares de los cocodrilos actuales.”

Por supuesto, los indicios podrían ser desmentidos si algún día logramos encontrar un fósil de tiranosaurio con los tejidos blandos de la mandíbula mejor conservados. Se calcula que en el mundo hubo millones de estos terápodos, así que la esperanza sigue ahí. Mientras tanto, habrá que ir asumiendo que el T-Rex de Jurassic Park es una criatura tan fantástica como el Alien de H.R. Giger.

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