Forma parte de la propia inseguridad personal, así como el entorno en que vive.
El ataque de pánico o crisis de angustia presenta, además de la percepción imprevista de miedo, sudoración en las manos, agitación y falta de aire, donde las dos características inequívocas son: sensación de muerte y su aparición súbita.
Así lo explicó psicóloga Mireya Ramírez, quien aseguró que el llamado trastorno de pánico tiene una prevalencia en la población mexicana del uno y hasta 3.6 por ciento; no obstante, cuando se habla de quienes en alguna ocasión lo ha experimentado, la cifra aumenta a 23 por ciento.
Dichas situaciones forman parte de las alteraciones de ansiedad, las cuales, de manera general en el país, pueden tener presencia en la población de ocho y hasta 29 por ciento en total.
Ataques. “Me sentí rara, con miedo, me faltaba el aire; sentí que me iba a morir”. Así son regularmente los testimonios de pacientes que reportan un ataque de este tipo, dijo la especialista.
Cantidad. Detalló que se define como la aparición súbita intensa de un malestar que va a alcanzar, en poco tiempo, intensidad robusta, algo que activa la sensación de alarma en el organismo, con urgencia mental, ideas que presionan sobre las percepciones físicas, que primordialmente son experimentadas como un “peligro” para la vida.
Si alguien se encuentra en una crisis y la gente a su alrededor no sabe qué hacer, lo importante es disminuir la cantidad de oxígeno que entra al cuerpo; es decir, procurar una respiración lenta, incluso si es posible respirar dentro de una bolsa de papel para nivelar con bióxido de carbono el oxígeno que ingresa (hiperventilación). En cuanto disminuya el malestar físico, trabajar poco a poco los pensamientos negativos y catastrofistas que se tiene sobre los síntomas.
