El cierre masivo de las escuelas, los trabajos y todo tipo de convivencia se vio interrumpida por mucho tiempo, al igual que la vida de muchos que ya no volvió hacer igual y les cuesta reincorporarse.
En el 2019, la Organización Mundial de la Salud anunciaba al mundo sobre la detección de una enfermedad desconocida llamada COVID-19, que se determinó ser altamente contagiosa y que era ocasionada por el virus SARS-COV-2, teniendo como punto de origen China, la cual hasta el momento ha dejado alrededor de 7 millones de personas fallecidas y más de 600 millones de contagios, esto sin contar aquellas personas que fallecieron y no tuvieron una confirmación de haberla padecido.
En nuestro país, el temor se hizo real cuando un 28 de febrero del 2020 se confirmaron los primeros casos, mientras que, en Coahuila, el primer paciente que falleció a consecuencia de este virus fue un 28 de marzo en la ciudad de Monclova, por lo que a partir de ese momento comenzó una larga lucha en toda la población para evitar contagiarse de este mortal virus, que hasta el día de hoy continúa dejando no solo muertes, sino otros daños, hasta los psicológicos.
Una gran lección. El doctor Julio Garibaldi Zapatero, director del hospital general Salvador Chavarría señaló que la pandemia ha dejado una gran lección, en la que se aprendió a extremar las medidas de precaución desde el hogar, recordando que al principio de esto, se recomendaba lavar todo con cloro, pedían poner un recipiente con agua para lavarse antes de entrar a un lugar y así infinidad de recomendaciones resaltando que a todos nos dejó como experiencia cosas que van más allá de la lógica o del conocimiento científico, dejando ver que hay cosas que todos, en general tenemos que hacer, como es la higiene de manos, la distancia social, la consulta médica oportuna, pues al ser está una enfermedad emergente, que no se conocía, durante el camino en el que se ha ido aprendiendo a tratarla, cambio el concepto de muchas de las acciones que realizamos, como en el sector salud, cambio la forma de atender a unos pacientes aislados y las políticas que cada hospital va tomando, tanto en los pacientes como en los trabajadores, destacando que el COVID-19 sigue siendo una enfermedad nueva que continúa siendo devastadora, pues las personas que tienen factores de riesgo tienen la posibilidad de muerte con la misma evolución que se tenía al principio dejando además una serie de trastornos que van desde los respiratorios, cardiovasculares y los emocionales.
Transformación de la vida. En cuanto a los cambios en la vida cotidiana que se modificaron por este virus, la licenciada en Psicología, Ivonnet Vega López, comentó que tras la pandemia la vida del ser humano se transformó tal cual la conocemos hoy, porque hizo cambios significativos, desde la manera de trabajar, de aprender e incluso en la forma sobre cómo nos relacionamos con las demás personas, lo que generó que la forma de pensar y sentir fueran también trastocados de una manera dramática, ya que si bien es cierto siempre han existido problemas psicológicos en general.
Emocionalmente. La pandemia, no solo el virus tuvo la habilidad de evolucionar sino también otras patologías mentales y emocionales están mutando, de tal forma que convivimos con muchas personas que tienen estrés postraumático debido a que se enfrentaron a pérdidas personales cuantiosas, que ocasionaron el desarrollo de efectos en su salud mental, como lo son la incertidumbre y la ansiedad, la falta del duelo para enfrentar la pérdida, no solo de familia y amigos sino también lo patrimonial y lo laboral, otro efecto es el miedo a relacionarse con las demás personas, a tener algún contagio, a salir a la calle, perdiendo el control de su vida, un agotamiento mental y la soledad crónica, resaltando la importancia de buscar una atención psicológica para poder restablecer la vida a una más armónica en todos los sentidos posibles.
