Nadie podrá convencer a un auténtico napolitano de que Diego Armando Maradona no está. Pero no sólo porque se convirtió en ese estadio que lleva su nombre ni por la estatua que le hicieron ni por los homenajes cotidianos que suceden ni porque su fenómeno "el héroe y la ciudad" lo siguen estudiando en la Universidad.
Tampoco por la eternidad de sus frases contra "el norte rico"; "ese que se acuerda de nosotros una vez al año". Lo quiso el Milan, con todos los millones y cada tentación que Silvio Berlusconi -entonces presidente de los rossoneri- le puso sobre la mesa, pero Diego siguió vestido de celeste, ya campeón del mundo, ya el mejor de todos.
Una vez, en un programa de televisión en Turín objetaron su pronunciación. "Yo no hablo italiano; hablo napolitano", respondió el crack nacido en el barrio de Fiorito. Después, se entiende mejor lo que se vive en cada partido de este equipo: los pueblos no equivocan sus lágrimas.
Un idilio perpetuo, un presente mágico
Dura el idilio. Será perpetuo. Por eso ahora, los napolitanos que creen que juegan con doce están convencidos de que no hay casualidad en esta campaña épica, récord, memorable. El que sobrevuela estadios hecho bandera también juega.
Es como si estuviera por un rato en los pies del mágico georgiano Kvicha Kvaratskhelia -líder en asistencias de la Serie A-, en la astucia de cada definición del nigeriano Victor Osimhen -goleador de la temporada-, en la fiereza del kosovar Amir Rrahmani, en la generosidad del camerunés André Zambo Anguissa. Quizá no haya casualidad en las comparaciones: todos ellos -fundamentales en la campaña- provienen de periferias.
Napoli, dirigido por el audaz Luciano Spalletti, es la gran sensación de la temporada. No sólo en Italia, donde es líder con 19 puntos de ventaja sobre Lazio, 21 sobre Inter y 23 sobre Milan (su rival de este domingo). Quedan 11 fechas, 33 puntos en disputa. El tercer Scudetto -el heredero de los dos que consiguió con Diego en el campo de juego- ya es un hecho. Sólo falta la fecha de la celebración, de la vuelta olímpica.
